MES DE LA MEMORIA EN LA UNGS. MUESTRA IMÁGENES EN LA MEMORIA, DE GERARDO DELL’ORO.

 

No todos tenemos un padre fotógrafo, como tuvo Gerardo Dell’Oro. Pero todos tenemos fotos de familia: a veces se apilan en cajas o álbumes más o menos organizados; otras son pequeños tesoros que sobreviven a mudanzas, viajes, inundaciones. Su soporte es una marca de la época en que fueron tomadas: papel, diapositivas, pequeños cuadrados descoloridos salidos de cámaras instantáneas, archivos que se acumulan en la memoria de computadoras y celulares. Los motivos, en cambio, suelen repetirse: un bebé sonríe en brazos de su mamá; varios niños juegan en el fondo de su casa; una pareja se besa con la libreta roja en la mano; alguien sopla una velita rodeado de niños y grandes que aplauden; dos personas se miran o se abrazan y sabemos que están enamoradas. Son imágenes que retratan los grandes hitos de la vida familiar: la llegada de los nuevos, las uniones, el paso del tiempo. Reconstruimos nuestra historia a través de esas imágenes; se la contamos a nuestras hijas e hijos. Son un legado.

Las fotos que reúne la muestra Imágenes en la memoria, de Gerardo, que se expuso en el Multiespacio Cultural de la UNGS, son un álbum de familia, de su familia: uno que comenzó su padre y que continuó él, como adulto y fotógrafo profesional. Son fotos íntimas, pero es esa intimidad la que nos las vuelve cercanas: no conocemos a quienes están retratados, pero todos tenemos fotos así; las sacamos, aparecemos en ellas. Pero no es sólo eso lo que nos interpela en estas imágenes. La historia que se cuenta en ellas no es una historia privada. Es pública: es la de uno de los períodos más atroces de la sociedad argentina. Patricia, la hermana de Gerardo, fue secuestrada por las fuerzas de seguridad en noviembre de 1976, junto a su marido, Ambrosio De Marco. Está desaparecida desde entonces. Las fotos de Gerardo nos cuentan su historia: la que vivió, desde que era una bebé hasta que se convirtió en estudiante de Bellas Artes y conoció a su pareja, y la que no pudo vivir: la de su hija Mariana la hija de ésta, su nieta.

Otra historia colectiva, más reciente, se cuenta en (y con) estas imágenes: hace algunos años la familia de Gerardo pudo al fin conocer al menos parte de lo que pasó con Patricia y Ambrosio. En el juicio contra Miguel Etchecolatz, Jorge Julio López contó lo que había visto y oído durante su cautiverio en el Pozo de Arana. Su testimonio fue fundamental para la condena del represor; también para la familia de Patricia, y sobre todo para Mariana, que pudo gracias a él reconstruir una parte de su historia personal. La memoria de Jorge Julio López también está en una de las fotos de Gerardo: la que muestra la letra temblorosa y los dibujos con los que registró sus recuerdos, quizás una de las más fuertes de la muestra. Jorge Julio López sobrevivió a su detención en la dictadura, pero está hoy desaparecido. Lo desaparecieron el 18 de septiembre 2006, un día antes de que se conociera la sentencia que condenaba a Etchecolatz a prisión perpetua por las torturas y la muerte de Patricia, Ambrosio y otros militantes.

Tras muchos años de impunidad, la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida en 2003 hizo posible la reapertura de los juicios que investigaron e investigan los crímenes de la dictadura. En 2006, el primer juicio contra Etchecolatz llegaba a su fin, y con él la justicia para Patricia, Ambrosio y sus familiares, aunque ellos y nosotros seguimos sin saber dónde están las víctimas del Pozo de Arana. Esos juicios nos permitieron conocer más sobre lo que pasó en la dictadura, pero sobre todo identificar y condenar a sus responsables. Afirmar nuestro rechazo colectivo al terrorismo estatal. Los testimonios de los sobrevivientes, como López, fueron fundamentales para eso. Todo lo que sabemos es gracias a su memoria y a sus palabras. Porque los represores no hablaron en el pasado, ni hablan hoy. Por eso las imágenes de Gerardo son tan poderosas: son imágenes en su memoria, y en la de sus padres, hermanas y sobrina. Pero también son imágenes para nuestra memoria, la de todos.

 

Mariana Luzzi

 

Leer más:

Contra toda esperanza, resistir