LEY MICAELA EN LA UNGS.

 

Con una cantidad de opciones formativas a lo largo del año pasado, y con el plan de prolongarlas en 2020, el Programa de Políticas de Género de la UNGS viene desplegando una intensa actividad en cumplimiento del mandato del Consejo Superior de implementar la Ley N° 27.499 para todos los miembros de la comunidad universitaria.

 

Cuando se asiste al avance de fuerzas que se presumen y sienten fundacionales, siempre es posible rastrear la genealogía de esos cambios. Cada política desplegada para la ampliación de derechos, cada proyecto modelado como arcilla en estado de transformación por manos artesanas y movilizadas, integran linajes. Esos de los que conmueven estructuras, enfrentan conservadurismos, sacuden preguntas que abren y corren el horizonte de lo posible.

A esas conmociones las reconocemos en el cuerpo cuando lo que era habitual se nos vuelve ya insoportable. Una vez que esta certeza se instala en la garganta, cuando se hace fibra colectiva y deseo movilizado, cuando las conciencias se convocan en estado de pelea por lo expropiado y negado, las calles, las casas, los plenarios de partidos, sindicatos y organizaciones, las universidades enteras se ponen en registro de alerta y ebullición. Una voz pública trepa los aires y se hace alarido. Sus ecos se escabullen por los pasillos, empujan las puertas, se meten en los campus universitarios, se vuelven política.

Ni Una Menos dice eso que se lee y mucho más. Repone la palabra donde había silencios; reivindica el gozo y la autonomía donde se prescribía obediencia y abnegación; funda soberanía, valor y comunidad donde reinaba lo inhóspito del confinamiento en la domesticidad. Entonces hay allí politicidad creciente; encuentro, intercambio y discusión, formación en la diversidad y emergencia subjetiva en todas las esferas de la vida.

En mayo de 2019, el Consejo Superior de la Universidad Nacional de General Sarmiento, a través de su Resolución Nº 7291, aprobó la formación obligatoria con perspectiva de género dirigida a toda la comunidad universitaria. En adhesión al espíritu de la Ley Nacional 27.499, conocida bajo el nombre de “Ley Micaela”, esta resolución dispone que, a lo largo de un período de dos años, autoridades superiores, docentes, no docentes y estudiantes de la UNGS se capaciten en materia de género y violencias contra las mujeres y las disidencias sexogenéricas. Asimismo, resuelve ofrecer instancias formativas para personas graduadas de la UNGS.

Es una decisión institucional simbólicamente poderosa porque coloca en el centro de la escena universitaria la pregunta acerca de qué se enseña, con qué propósito y por qué es necesario aprender. En su primer año de implementación, el plan formativo con perspectiva de géneros integró una diversidad de actividades. Dirigidas a una comunidad con trayectorias formativas muy heterogéneas, con funciones y responsabilidades diferentes, no tendría sentido alguno proponer objetivos académicos homogéneos. El propósito general es el de favorecer la problematización y reflexión acerca la historicidad de las relaciones de poder entre los géneros, su dimensión social y estructural en intersección con otras capas de opresión.

Casi cuarenta fueron las actividades desplegadas en esta dirección al cabo del 2019. Más de setecientas las personas asistentes. Género y mercado de trabajo; lenguaje inclusivo; educación sexual integral; ecofeminismo; género y gestión de equipos de trabajo; varones y masculinidad(es); cuidados colectivos y protocolos y feminismo plurinacional fueron algunos de los tópicos convocantes. Por su parte, desde la Asociación de Docentes e Investigadoras/es de la UNGS, junto al Programa de Políticas de Género, se ideó el curso “Transformando los Programas” para transversalizar la perspectiva de género en los programas universitarios, comenzando por el campo de las Ciencias Sociales y las Humanidades. Todo ello junto a la continuidad de la materia transversal “Perspectiva de géneros, aportes y debates” y a la Diplomatura en Géneros, Políticas y Participación, habla de la búsqueda incesante de instaurar un estado de conversación que involucre a toda la comunidad de la UNGS, y que tendrá continuidad, por supuesto, durante el año que se inicia.

Formar y sensibilizar para interferir los guiones sociales del pensamiento binario, para destejer las tramas dañinas de relaciones, para interrumpir las formas heterosexualizadas de concebir la vida propia y ajena. Las políticas de género están llamadas a azuzar el fuego de otra imaginación política, capaz de reconocer y poner en cuestión las fórmulas securitistas y punitivistas que nos vuelven presas fáciles de los discursos de la derecha fundamentalista. La historia de todas nuestras luchas reconoce en la politización creciente la clave para la consolidación de sujetos políticos capaces de imaginar tramas de resistencia y refundación cual fuere el campo en que se desempeñen.

Mariela Bernárdez

 

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