COLECCIÓN PENSADORES DE AMÉRICA LATINA.

 

La antropología militante. Guillermo David. Ediciones UNGS. Colección Pensadores de América Latina. Los Polvorines, 2019.

 

Guillermo David nos restituye con audacia y variedad de recursos analíticos la figura de Darcy Ribeiro, antropólogo, educador, político y novelista brasileño. Conforme a una estrategia que revela lo que Charles W. Mills denominó “imaginación sociológica”, la biografía de Ribeiro se trama en un diálogo con una historia y con un conjunto de estructuras: con la historia de las luchas contra los golpismos que provocaron las sucesivas caídas de Getulio Vargas y de Jango Goulart –así como su propio encarcelamiento y posterior exilio– y con las estructuras estatales y académicas que atravesó, con especial detenimiento en su actividad universitaria y en los cargos ministeriales que ocupó a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, siempre en busca del desarrollo de un capitalismo democrático, nacionalista e industrialista.

La identificación y compromiso de Ribeiro con la protección de los indios kadiwéu, “su” pueblo por elección, lo llevaron a alzar la voz frente a las desesperantes condiciones de existencia del conjunto de los pueblos indígenas del Brasil. Su sensibilidad originaria se vio moralmente inspirada en la idea y práctica del respeto hacia el indio encarnada por el militar y explorador Cándido Rondón y por la Iglesia positivista, desarrollada a partir del estudio de la etnología de la Escuela de Chicago y orientada a la creación y/o desarrollo de organismos estatales capaces, frente al etnocidio, los intentos de asimilación, el racismo y la mitología de la “democracia racial” brasilera, de promover la pacificación. David señala una serie de núcleos tensionales y ambigüedades que connotaron el pensamiento y la vida de su personaje, cuyo elogio de las formas de vida “primitivas”, comunitarias y solidarias convive con una perspectiva nacionalista y modernizante que parece ser enarbolada como expresión resignada del inevitable triunfo de la cultura opresora. En el mejor de los escenarios, podrá redundar en alguna variante de transfiguración o integración de los aborígenes –por otra parte incapaces de constituirse en sujetos de liberación en clave autoemancipatoria– a las sociedades estatales.

El horizonte del progreso conjugado según las dos grandes escuelas de pensamiento histórico –burguesa iluminista o materialista dialéctica– ha hecho que gran parte de la historia de la humanidad, más aún fuera de los límites de Europa, haya sido sustancialmente ignorada o mal conocida en sus dinámicas más profundas. David nos recuerda cuánto opera esto en el marxismo respecto de la cuestión indígena. La ambigua fascinación por el progreso se tradujo en un optimismo hacia las máquinas y un pesimismo hacia las posibilidades de un crecimiento subjetivo de los seres humanos alternativo a las culturas de la opresión. El apego de Ribeiro a una suerte de híbrido entre ambas tradiciones teóricas y culturales tal vez permita comprender el fatalismo desgarrador que atraviesa sus concepciones y resume su propia vida.

Mario Larroca