CHOMSKY Y EL PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA DE A UNGS.

El profesor y escritor Noam Chomsky visitó la Argentina en marzo pasado, oportunidad en la que participó del Foro por la Emancipación y la Igualdad, organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación, y de una mesa redonda en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en la que actuaron como moderadora y traductora, respectivamente, las investigadoras docentes del Instituto del Desarrollo Humano de la UNGS Laura Kornfeld y Gabriela Di Gesú. Fue la obra política de Chomsky, desde ya, la que lo trajo a Buenos Aires: son bien conocidos sus pronunciamientos, su compromiso, su coherencia y su lucidez, que lo ubican como figura intelectual por excelencia en la escena norteamericana e internacional. Sin embargo, es la originalidad y la potencia de su obra lingüística la que lo ubica entre los grandes pensadores del siglo XX. A propósito de esa obra reflexiona aquí, en el contexto de la reciente puesta en marcha del Profesorado de Lengua y Literatura de la Universidad, la propia Kornfeld.

A mediados de los años 50, un joven Chomsky irrumpió con un puñado de problemas lógicos que sacudieron la cómoda modorra del conductismo que predominaba por entonces en la filosofía, la lingüística y la psicología. Entre esos problemas, está el problema de Platón, o problema lógico de la adquisición del lenguaje, que plantea cómo es posible que un niño manipule estructuras tan complejas como las de las lenguas naturales sin haber recibido instrucción explícita al respecto, ni tener, desde ya, la posibilidad de ser consciente de los mecanismos formales que aplica. Así, Chomsky enfoca nuestra atención en dos propiedades esenciales de las lenguas. Por un lado, su estructura, ya que, desde las primeras oraciones, arma correctamente frases o sintagmas, apelando a reglas y categorías formales para desplazar, borrar, agregar o unir las palabras. Antes de recordar la dirección de su casa o saber atarse los cordones, el niño se convierte en un genio lingüístico, según la feliz descripción ideada por Steven Pinker. Se muestra, entonces, que el conocimiento lingüístico no depende de nuestra inteligencia general o de un contexto particular, sino que es un conocimiento específico que se desarrolla sistemáticamente en todos los seres humanos (en circunstancias no patológicas). Por otro lado, la infinitud del mecanismo lingüístico (propiedad que se liga con el llamado problema de Descartes) permite descartar completamente que nos limitemos a repetir oraciones escuchadas previamente, como postulaban los conductistas.

Según se concluye del problema de Platón, no aprendemos la mayor parte de los fenómenos lingüísticos, sino que tenemos una capacidad innata que está determinada por nuestros genes humanos. Eso restringe las posibilidades de variación entre las lenguas, que son “mucho menos distintas” de lo que se percibe ingenuamente, en la medida en que todas parten de esa base innata, genética y, por lo tanto, universal. Si bien suele reprochársele a Chomsky su falta de atención a los problemas sociales que plantea el lenguaje, su teoría entera puede entenderse como una apasionada defensa de la igualdad esencial de los seres humanos, y permite sostener que no hay lenguas o variedades mejores que otras, sino que todas se rigen por reglas formales igualmente perfectas, aunque nunca hayan sido sistematizadas por gramáticas.

En la UNGS, un grupo de investigadores trabajamos desde hace varios años sobre  diversos fenómenos, que el marco chomskiano permite iluminar, que abarcan desde propiedades muy específicas en el armado de las frases hasta la adquisición del lenguaje por parte de los niños. De este modo, buscamos develar las reglas formales que rigen fenómenos menospreciados por la normativa y tachados de “incoherentes” o “faltos de lógica”, demostrando que la censura obedece, en realidad, a que pertenecen a variedades “minorizadas” por motivos esencialmente sociopolíticos. La creación del (todavía flamante) Profesorado de Lengua y Literatura de la UNGS representa un nuevo ámbito donde difundir los resultados de esas investigaciones; desde allí, transmitimos a los estudiantes estrategias que permitan pensar el lenguaje combinando productivamente la concepción racionalista de Chomsky con la sensibilidad hacia la diversidad lingüística de la Argentina.

Laura Kornfeld.