TEATRO.

 

Este año el ciclo “Marejadas” programa en el XVI Encuentro de Teatro de la UNGS tres obras que, partiendo de premisas artísticas diversas, ponen en circulación imágenes que tienen como eje las posibilidades expresivas de los cuerpos. En esta nota, los directores presentan las obras y hablan sobre dos de los tópicos que las atraviesan: el del cuerpo como encrucijada de lenguajes y prácticas y el de las formas de producción de sentidos.

 

Las obras

Farra, dirigida por Ana Gurbanov y Virginia Leanza, fue concebida con dos actores no entrenados en danza y creada a partir de ellos, de sus singularidades, de las historias que los atraviesan y los constituyen. “Desde la exploración de movimiento y desde la singularidad de los intérpretes creamos un relato ficcional en el cual los actores encarnan dos personajes construidos a partir de su relación biográfica con la danza y de su condición de no bailarines, de outsiders de la danza; personas que no pertenecen a un grupo en particular o aspirantes que tiene pocas chances de ganar. A partir de este eje transitan las escenas desde la vulnerabilidad, la torpeza y, a su vez, la fortaleza que les otorga esa posición marginal. Lo anecdótico-personal ficcionalizado abrió un imaginario en relación con la inhibición a bailar en público, con la superación y el placer de lograrlo. A la vez, hay una mirada sobre la masculinidad que se puede leer en la obra. Una línea que, desde el tono de los personajes, desde un territorio fronterizo, abierto, no panfletario, amoroso, señala la estrechez de las categorizaciones tradicionales, donde la clasificación viene a calmar una ansiedad de definición, de establecer al otro dentro de unos límites reconocibles que perpetúan sin cuestionamiento un sistema de exclusión e injusticia”, afirman las directoras.

LOBO, TE AMO [una ficción muerta], dirigida por Ayelén Clavín y Gastón Exequiel Sánchez, retoma el cuento de Caperucita Roja en una nueva versión. Cuando les preguntamos por qué crear una obra a partir de este motivo literario, los realizadores nos dijeron: “El relato nos atraía por varios frentes. Por un lado, y en torno a lo temático, nos resultaba interesante volver a mirar esa polaridad que presenta el cuento: donde lo bueno e inocente es absolutamente bueno, inocente y humano, y lo salvaje es drásticamente malo e instintivamente feroz. Quisimos revisitar esos personajes asumiendo que en realidad ninguno es tan claro y distinto, y que comparten una zona deseante, cierta vulnerabilidad y amor. Encontramos que hay cierta actualidad en esos modos en que Caperucita y el Lobo se llevan con sus pulsiones de vida y de muerte. Por otro lado, y más en referencia al cómo, nos capturaba la idea de volver a andar un sendero tan recorrido, infinitas reescrituras y reversiones nos anteceden, tanto en las artes escénicas como desde la literatura. Quisimos ensayar un eslabón más de esa cadena intertextual: nuestra versión es desde la danza y el teatro, matando por un rato la ficción”.

Coreomanía, dirigida por Josefina Gorostiza, es un espectáculo en torno al movimiento sin límites, al puro deseo de moverse. Para la directora, sus propios interrogantes forman parte de la creación de la obra: “Esta es, posiblemente, una de mis obsesiones actuales, combinada con una de mis grandes pasiones. Supongo que se vincula necesariamente con la forma en la que yo interrogo y pienso a las artes del movimiento. Sin formas preestablecidas, ni normativas. Observando los límites, trabajando sobre el límite. Resistiendo en el propio movimiento, trabajando sobre la permanencia. Creo que bailar hoy es un acto incapturable. Una forma que se transforma. Mostrar la diferencia. La diferencia como lo incomparable. Un cuerpo que vibra. Un cuerpo furioso. En celo”.

 

El cruce de lenguajes y prácticas

Para las directoras de Farra, el cruce de lenguajes y prácticas resulta de abordar la búsqueda y la construcción de lenguaje desde una perspectiva interdisciplinar, en la hibridación y porosidad propias de las artes escénicas contemporáneas: “Nuestra observación se orientó a los acontecimientos del movimiento. Este último se resignifica como un cuerpo errático en su dialéctica quietud/movimiento, vértigo/calma, intentar/fracasar, y en el cambio de su apariencia. La obra hace un ejercicio de comunicación constante y precisa con el espectador, en su transcurrir alimenta ese lazo y lo hace crecer hasta tomarlo de la mano, en un gesto de afirmación de la tradición más antigua y propia del teatro: estamos en el mismo tiempo, en el mismo lugar. Farra es una obra que realizamos con lo que teníamos, con nuestros recursos. Lo que no hay te estimula a resolver de un modo singular. La pulsión por hacer abre caminos creativos y de supervivencia para poder plasmarse”.

Según Gastón Sánchez, el cruce de lenguajes depende del proyecto: “En LOBO, TE AMO [una ficción muerta] fue de manera muy lúdica, sin apuro y con la comodidad de probar lo que teníamos ganas. Hoy en día, el cruce entre las disciplinas es una disciplina en sí misma. De hecho, el planteo de la obra tiene vinculación con este tema. Hoy en día, el lobo no es tan lobo, ni la Caperucita es tan Caperucita, son construcciones. En la realidad, todos somos los dos ‘personajes’. Si bien este planteo no es novedoso ni tampoco se propone serlo, nos va a permitir formularnos nuevas preguntas y ya no las de la danza, la actuación y otras prácticas. Las relaciones son muy inasibles. Creemos tener una relación y de repente, o esporádicamente, el modo de relacionarnos se transforma, porque nosotros cambiamos y ‘el otro’ también. Creemos tener una relación propia, personal y colectiva que suponemos controlar y en un intervalo de tiempo indeterminado lo que nació lobo puede ser Caperucita y al revés”.

“Creo que en Coreomanía tratamos de acercarnos a ese cruce en cada función, en cada encuentro con los espectadores”, agrega su directora, Josefina Gorostiza. “Quienes nos dedicamos a la danza en la Argentina sabemos que el trabajo con el público es una cuenta pendiente. Pareciera que la danza no ha logrado aún construir su público. La pregunta se hace aún más difícil cuando trabajamos sobre una práctica que se consolida precisamente sobre la idea de no producir una idea unívoca, ni un público masivo”, cuenta.

 

Producir sentidos, condensar experiencias

Las directoras de Farra explican el proceso creativo de la obra: “El material con el que trabajamos se pregunta sobre las categorías dicotómicas con las que tradicionalmente se definen el cuerpo y el gesto (bailarín/ no bailarín, mujer/hombre, etc.) desde una poética del absurdo y la comicidad. Para ellas Farra es “concebida como la celebración del acontecimiento estético teatral, del encuentro entre el que observa y el que es observado. Como afirma el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer, si hay algo asociado siempre a la experiencia de la fiesta, es que rechaza todo aislamiento de unos hacia otros. La fiesta es comunidad. La obra se construye como una invitación a compartir una experiencia sensible, el espectador es convocado desde el imaginario de la pieza a resonar con su propio imaginario”.

En este mismo sentido, Gorostiza subraya que “pareciera ser que justamente la forma de la experiencia del cuerpo es la que se recupera, latiendo, vibrando ahí en el presente. Dándonos el permiso de observar que el cuerpo es capaz de producir pluralidad de sentidos por sí mismo. Considero que la experiencia de la escena en las artes del movimiento es poder plantear fugas, abrir sentidos, unir de diferentes maneras aquello que se presenta aparentemente solo de una forma, y eso, necesariamente establece un puente con el presente”. Gorostiza cuenta: “Yo necesito moverme con el contexto, copiar, citar, apropiar, mezclar todo. La prueba. Probar hasta hacer sangrar. Olvidarme de intentar hacer algo nuevo, intentar hacer algo sincero. Alguien por ahí dijo una vez ‘desarmar y rearmar hasta la intensidad’”.

“Los cuerpos son lo único absoluta y encantadoramente real”, dispara Clavín. “Aun cuando el intérprete encarne un papel, el cuerpo aparece como ese lugar fronterizo en el que el sujeto real y actual se cuela (y se cuela tanto coreográficamente, es decir desde lo planeado en ensayos, como también accidentalmente, en ensayos y en función). En el cuerpo lleva la maldad el moralmente bueno. En el cuerpo lleva lo salvaje el ser más civilizado. Desde el cuerpo se desea incluso a quien no se debe desear. El cuerpo, en tanto experiencia, es la verdad”.

 

Marejadas Comunidad de Espectadores

 

Un mes a puro teatro

En octubre llega una nueva edición del Encuentro de Teatro de la UNGS con el objetivo de difundir, fomentar y acercar a los espectadores de manera gratuita expresiones nuevas de las artes escénicas. Mauricio Kartún –director de obras como Terrenal, El niño argentino o Salomé de chacra- dará una conferencia inaugural, el 1 de octubre, acerca de dramaturgia y dirección teatral.

Se estrenará Nuestra Tempestad, una pieza que es el resultado de la investigación de actores, actrices y músicos del Curso de Perfeccionamiento Actoral que dicta el Centro Cultural de la UNGS. Basada libremente en la versión de Aimé Cesaire sobre la obra de William Shakespeare, con textos de Alejandra González y Claudia Carbonell, con entrenamiento corporal de Silvina Pérez y dirigida por Carbonell, esta versión teatral pone en escena una visión del imperialismo europeo, del colonialismo, de la sumisión patriarcal de las mujeres. La puesta es un eslabón más de una cadena de versiones, en la que hablan ahora la callada Miranda y la temida Sycorax.

Durante el Encuentro también se presentará el grupo de teatro comunitario Matemurga con su último espectáculo Herido Barrio, que tiene la particularidad de incluir a 60 vecinos actores en escena, y pone en juego la dimensión de lo común, tanto en la memoria compartida como en su actualización festiva. El Ciclo Marejadas del Programa Espectares, del Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad, participará con tres originales propuestas de teatro danza: Farra, Lobo te amo y Coreomanía (ver nota central). Además subirán a escena obras como Galileo Galilei, el mensaje de los astros, del elenco de teatro de la UNGS y La Eskuelita. El documental, del elenco joven de teatro de la Universidad. El Programa de Políticas de Género de la UNGS organiza la presentación de la obra Los Golpes de Clara, de Leandro Rosati.

“Por obra u omisión todo teatro es político”, reflexiona Fernando Armani, coordinador del área de artes escénicas de la UNGS. “No hay nada más contundente que el teatro para la reflexión personal, política y social. Cuando lo teatral logra sintetizar y poetizar un momento, la reflexión se lleva a otra espacio, nos entra por el corazón, y ahí hay una comprensión profunda que excede lo intelectual y tiene que ver con lo humano”.

El Encuentro se desarrollará del 2 de octubre al 2 de noviembre en el Centro Cultural (Roca 850, San Miguel) y en el Multiespacio Cultural (José León Suárez esquina Gutiérrez, Los Polvorines). Todas las funciones y actividades del encuentro serán con entrada gratuita pero con previa reserva.

 

Fotos: Paola Evelina