NUEVA COLECCIÓN.
América Latina ha sido desde siempre, y de manera decisiva durante los últimos dos siglos, un territorio especialmente fecundo para el pensamiento político y social. Las ideas que promovieron y que acompañaron el proceso de la emancipación y la independencia, sobre el que hemos tenido sobradas ocasiones de volver a lo largo de estos años de recordaciones y efemérides, fueron de una originalidad que todavía hoy, cuando volvemos sobre algunos de ellos, nos sorprende. No menos decisivos fueron, en los años centrales del siglo XIX, los grandes debates constitucionales que signaron los procesos de organización de esas naciones entonces aún muy jóvenes, cuyos impactos sobre nuestra vida institucional presente no dejan de ser objeto de permanentes reconsideraciones. Y otro tanto cabría decir de las importantes discusiones de la generación positivista de 1890 a, digamos, 1925 (fecha ésta de la muerte de José Ingenieros), por no mencionar la de los grandes ensayistas como, en nuestro país, Ezequiel Martínez Estrada o Raúl Scalabrini Ortiz.
Dos campos de particular importancia merecen, en este recorrido, ser especialmente señalados. Uno es el de las lecturas latinoamericanas de las grandes tradiciones marxistas europeas, que aquí venían a encontrarse con nuevos problemas y nuevos desafíos, asociados a una matriz de desarrollo productivo, a una estructura de la propiedad de la tierra, a una forma de organización del trabajo e incluso a una composición étnica de las sociedades nacionales bien distintas que las que habían caracterizado el despliegue del capitalismo en el viejo mundo o en la América del Norte. El otro es el de la sociología universitaria, con sus sucesivas preocupaciones por los problemas del desarrollo en los años que Oscar Terán llamó, en su momento, “sesentas”, de la dependencia en los que les siguieron y de la democracia después del último ciclo de dictaduras en toda la región. En particular, las tesis “dependentistas” (herederas a su modo, por un lado, de las teorías económicas de la CEPAL y en particular de Raúl Prebisch, y por otro lado de la relectura latinoamericana de la teoría del imperialismo de Lenin) constituyen uno de los capítulos más originales, y más creativos, del gran pensamiento social de la región.
Ese pensamiento social latinoamericano es el que busca recuperar y reponer en la escena de nuestras discusiones actuales, a través de la presentación de lo esencial de la obra de algunos de sus representantes más emblemáticos, una nueva colección de libros del sello editorial de la UNGS. Se trata de la colección “Pensadores de América Latina”, surgida de una iniciativa de las áreas de Política del Instituto del Desarrollo Humano y de Economía Política del Instituto de Industria. La colección es dirigida por los investigadores docentes Nuria Yabkowski (IDH) y Juan Fal (IdeI), cuenta con un comité editorial integrado por Gabriela Siufi, Daniela Perrotta, Arnaldo Ludueña y Eduardo Rinesi, y acaba de lanzarse al ruedo con cuatro primeros títulos, consagrado cada uno a la obra de un pensador latinoamericano del siglo pasado. Los libros han sido escritos por investigadores, docentes y colaboradores de los equipos de la Universidad y por estudiosos externos especialmente convocados para la ocasión, y reciben comentario en la página 25 de esta sección de reseñas bibliográficas de Noticias UNGS.