ENRIQUE DUSSEL, VISITANTE ILUSTRE DE LA UNGS.
En un encuentro que provocó gran entusiasmo, el filósofo e historiador compartió con la comunidad universitaria conceptos y análisis sobre la región, a partir de principios fundamentales de la filosofía de la liberación. El artículo forma parte de una serie de notas publicadas en este número de Noticias UNGS (págs. 14, 16 y 17) sobre experiencias y pensadores que invitan a reflexionar acerca del pasado y el presente latinoamericanos.
En reconocimiento a su vasta trayectoria intelectual y por la contribución de su obra al desarrollo de campos de investigación como la ética, la filosofía política y la economía social, la Universidad nombró Visitante Ilustre al profesor argentino Enrique Dussel, en un acto desarrollado en el Campus universitario. Acompañado por la profesora Dina Picotti y por el Profesor Emérito de la UNGS José Pablo Martín, Dussel brindó una conferencia sobre “La filosofía de la liberación y sus actuales desafíos” para un colmado auditorio, integrado por autoridades de la Universidad y de otras casas de estudio, como la Facultad de Filosofía y Teología del Colegio Máximo de San José, profesores y estudiantes de la UNGS y de distintas universidades e institutos de formación docente.
Más que una exposición, Dussel compartió con los presentes una verdadera clase magistral: durante dos horas, de pie y junto a un pizarrón, fue punteando los conceptos de etimología griega y hebrea que aparecen de modo recurrente en sus disertaciones sobre la génesis histórica y filosófica de los fundamentos de la Filosofía de la Liberación. En efecto, a través de la recuperación de la mitología egipcia de cincuenta siglos de antigüedad y de su influjo sobre las tradiciones del pensamiento griego y hebreo, Dussel abordó categorías pilares de su propuesta filosófica, como las ideas de mesianismo, pueblo, kairós, legitimidad y poder obediencial, entre otras. A fin de destacar la singular apropiación que la filosofía de la liberación hace de dichos conceptos, Dussel ilustró críticamente la lectura que sobre ellos aportaron pensadores modernos y contemporáneos y la necesidad histórica y contextual que tiene América Latina de no solo retornar a esas ideas sino también de significarlas desde su singularidad cultural y desde sus necesidades y problemáticas políticas y sociales.
Uno de los ejes de la conferencia lo constituyó la noción de mesianismo. Este desarrollo tuvo su punto de partida en la noción de mesianismo materialista de Walter Benjamin, desde la cual Dussel desplegó una serie de redes filosóficas, filológicas e historiográficas para explicar la convergencia entre la concepción marxista de la historia y la figura hebrea de mesianismo. La noción de kairós contiene una significación temporal clave para describir el acontecimiento mediante el cual el tranquilo acompasar del tiempo cronológico y cotidiano es interrumpido por una ruptura política que pone en crisis el sistema establecido y opera como dispositivo para la organización de un nuevo sistema, con nuevas normas o instituciones más receptivas de las demandas que el antiguo sistema negaba. El kairós, señala Dussel, “es el tiempo de la ruptura, el tiempo del peligro, el tiempo mesiánico. […] Es el tiempo en el que decidiéndose uno por la ruptura ante el sistema, juega su vida por la liberación”.
En diálogo con Ernesto Laclau y Antonio Negri, Dussel identifica la categoría de pueblo con el bloque social de oprimidos, que mediante el consenso constituyen una potencia o poder capaz de superar la invisibilidad impuesta por la clase dominante y transformar el curso de la historia.
En el desierto que separa Egipto (sistema presente) de la Tierra Prometida (sistema futuro), no hay ley sino legitimidad construida por el consenso del pueblo que anida en la lucha por la liberación o redención. El pueblo latinoamericano y todos sus rostros –pobres, huérfanos, extranjeros, exiliados, indígenas, mestizos, obreros y marginados– vertebran el bloque social en cuyo consenso se acepta la interpelación del otro –del que ha quedado fuera–, y en esa concreta aceptación, crítica y lucha, cada pueblo es Mesías.
Pero, inevitablemente, ningún sistema es perfecto, nos advierte Dussel, y el nuevo sistema, la nueva Patria, dará lugar a nuevas alteridades frente a la normatividad y a la institucionalidad. Pero eso, apunta el filósofo, debe pensarlo cada nueva generación desde su realidad, abandonando la actitud intelectual de reproducción de los esquemas europeos: “Hegel no era hegeliano –afirma–. Piensen, jóvenes, con su cabeza, y critiquen a la antigua generación”.
Gisela Suazo
(IDH)