EXPERIENCIAS.

Marta Acevedo tiene 20 años, y desde hace tres años cursa en la UNGS materias de la Tecnicatura Superior en Química y de la Licenciatura en Ecología. En noviembre de 2014 recibió un correo enviado desde México donde le informaban que su ensayo “El enamoramiento y el mal de amores”, presentado en el XIII Concurso “Leamos la Ciencia para todos 2013-2014”, que organiza la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE), había obtenido una distinción.

Los trabajos presentados al certamen debían referirse a uno de los títulos de la colección “La ciencia para todos”, de esa editorial. Marta seleccionó el libro El enamoramiento y el mal de amores, de Alberto Orlandini, que trabajó junto a otros dos textos: Sexo, drogas y biología, de Diego Golombek, y La transformación de la intimidad, de Anthony Giddens. “Había leído Lado B, del psicólogo Gabriel Rolón, y el libro de Golombek, y me interesó el cruce de ideas y puntos comunes de ambas perspectivas, que se complementaron con el libro de Orlandini, que abordaba una temática similar”, relata la estudiante.

De acuerdo a lo informado por los organizadores del concurso, el ensayo de Marta pasó por varios filtros, incluida la lectura del propio autor del libro de FCE, quien eligió el ensayo como uno de los ganadores. La mención es una de las doce otorgadas en la categoría “D” (estudiantes universitarios entre 19 y 25 años), en la que se presentaron 1.300 trabajos de jóvenes latinoamericanos.

La historia comenzó en 2013, cuando Marta cursaba el Taller de Lectoescritura. En ese espacio los docentes difundieron la convocatoria porque las características de los textos a presentar suponían el empleo de todas las estrategias de lectura y escritura que se trabajaban en la materia. Además de Marta, Lucrecia Lazo y Tatiana Odda se interesaron en el concurso. El Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad financió la compra de los libros de las tres estudiantes. “Las acompañamos para establecer los tiempos de cada fase del trabajo y orientarlas en la búsqueda de bibliografía y planificación de la estructura y el contenido general del texto, pero en ningún caso se corrigió puntualmente la escritura de sus trabajos”, explica la investigadora y docente del Taller Gabriela Resnik.

Finalmente, Marta y Lucrecia presentaron sus escritos en mayo de 2014.

Acevedo cuenta que su participación estuvo motivada, en primera instancia, por el apoyo docente, y también porque considera de suma importancia la labor realizada por los divulgadores científicos: “Me entusiasma la idea de acercar la ciencia a lo cotidiano, es una forma de explicar las cosas comunes, no solo de entender los fenómenos sino de entendernos a nosotros mismos. Estas iniciativas me interesan porque buscan socializar el conocimiento”.

Entusiasmada con la experiencia y la distinción otorgada a Marta y a la Universidad, Resnik plantea que “la comunicación científica requiere de buenos divulgadores, y es un desafío para todos los profesores e investigadores pensar en cómo crear espacios para formarlos”.

 

El amor y la humanidad

FRAGMENTO.

Uno se enamora del amor
 Marcel Proust

Por siglos, el amor ha fascinado a la humanidad. Con la frase citada, Proust teorizaba que el amor es una necesidad interna, y que el inicio del mismo radica en el deseo de amar y no tanto en el objeto de ese amor. Prueba de dicha fascinación es el hecho de que exista un Instituto para la Investigación del Amor en la Universidad de Case Western, en Ohio, que destine millones de dólares a su estudio científico. Desde sus inicios, la ciencia ha buscado definir el amor. Según Sócrates, si el amor era la búsqueda de un faltante, la humanidad en realidad buscaba la eternidad, la cual alcanzaba a través de la creación de obras y la procreación de la especie. El amor se manifestaba, entonces, hacia las obras de la humanidad. Enamorarse del otro era una manera de enamorarse de la humanidad en conjunto y de ser humanos.

El presente ensayo busca tratar de manera científica el amor e identificar la existencia de condicionamientos en la elección de pareja. La reflexión sobre este tema resulta muy importante porque entender el amor implica entendernos a nosotros mismos. Sin embargo, ¿es posible tratar de manera científica el amor? ¿Existen realmente condicionamientos a la hora de enamorarnos?