COMUNICACIÓN.

 

En la zona de influencia de la UNGS existen decenas de emisoras que funcionan como actores dispuestos a construir una realidad comunicativa diferente. Para desmenuzar el repertorio radiofónico local, el investigador docente del Instituto del Desarrollo Humano Damián Valls conversó con Noticias UNGS sobre su recientemente finalizada investigación que aborda distintos proyectos político comunicacionales radicados en la región, que se cristalizó durante 2016, en FM La Uni, la radio de la Universidad, con Megahertz: un programa de radio sobre radios.

 

En su página web, el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) sostiene: “Una radio comunitaria no es una radio pequeña, pobre, precaria o de baja frecuencia”, como lo sugiere un prejuicio fuertemente arraigado en el imaginario de la sociedad. En nuestro país hay miles de radios comunitarias. Según el especialista en Comunicación Diego Jaimes, este tipo de emisoras se pueden analizar en base a tres dimensiones: una política, una comunicacional y una económica. Es decir, una radio comunitaria, que formalmente es un medio sin fines de lucro que considera a la comunicación como un derecho, se proyectará según el tipo de intervención que desee desplegar en su territorio en un contexto particular, con una agenda de contenidos y actividades coherentes con su objetivo político y que sean sustentables en el tiempo.
Damián Valls, investigador docente del Instituto del Desarrollo Humano de la UNGS, investigó la articulación entre las necesidades radiofónicas de la población y los proyectos comunicacionales de las emisoras de los partidos de Malvinas Argentinas, San Miguel, José C. Paz y Moreno. Con Mercedes García, licenciada en Comunicación por la UNGS y becaria en investigación y docencia en el IDH, Valls estudió no solo las radios comunitarias (que descubrieron que no pasan del 10% del total), sino todo el espectro radiofónico de la región: radios comerciales, educativas, públicas, universitarias, de boliches, de cumbia, evangelistas, católicas, comunitarias, de colectividades y musicales. En base a ese trabajo, Valls y García desarrollaron un ciclo de 31 programas junto a Martín Sierra, responsable del Estudio de Producción en Comunicación del IDH. Se trata de Megahertz, emitido en la radio de la Universidad, FM Uni.

–¿Qué relación existe entre la investigación científica y la radio?

– Mi formación como licenciado en Comunicación, en la UBA, me sirvió muchísimo en el diseño, planificación y desarrollo de distintas propuestas de comunicación. A mí me ayudó tanto en la radio pública de Buenos Aires (“La 2×4”) como en la FM “La Tribu” y en la radio de la UBA: en cada una de ellas trabajé con públicos, propuestas e intenciones diferentes. En esta época, en la radio, ese saber científico, con algo de artesanal, intuitivo y artístico, está siendo reemplazado por la big-data y la inteligencia artificial, que permite llegar a públicos masivos con altísimo grado de precisión.

–¿Qué preconceptos desmontaste con la investigación?

–En primer lugar, cuando empecé con la investigación, las radios comunitarias ocupaban un lugar central: el proyecto estaba centrado en ellas, en el marco de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Cuando nos metimos en el territorio, nos dimos cuenta que en realidad no eran muchas (unas 5) y estaban relacionadas entre sí. Luego, relevamos entre 60 y 70 radios en la región. Por lo tanto, hubo un viraje importante: decidimos incorporar otras experiencias de la zona. Pero no definimos al resto como radios comerciales. Había, efectivamente, algunas comerciales, pero también contamos radios de bailantas, de colectividades, públicas, educativas, religiosas, musicales, alternativas. Otra particularidad fue observar que las que tenían más los oídos puestos en la población eran las comerciales, con el caso paradigmático de FM Maza (99.5 Mhz): tenían identificado el público que querían que los escuche: las chicas que trabajan en los locales de ropa de San Miguel.

–¿Qué vinculación sostiene FM la Uni (91.7 Mhz) con el resto de las radios no comerciales?

–Para ser justos, las radios comunitarias quizás están más atentas a dirigirse a colectivos organizados, a espacios de dirigencia, que en la región tienen varias opciones para escuchar. Una de ellas es hoy FM La Uni. La radio de la Universidad está muy atenta al trabajo en red, tanto a la calidad de la información periodística como a la defensa de los derechos comunicativos de las otras emisoras cuando las amenazan con un decomiso por parte del ENACOM.

–¿Existe un reclamo de las audiencias por la oferta informativa local?

–No hay un reclamo por casi nada: para eso debería haber un reclamo formal, incluso, en cuanto a la parte de los contenidos. Las audiencias se van ubicando de acuerdo a la oferta que hay en el espectro.

–¿Y cómo se construye esa agenda periodística local, entonces?

–Por ejemplo, en la gestión de Jesús Cariglino, desde la Municipalidad se le pagaba a un periodista, que estaba en la mañana en alguna radio, y funcionaba como una agencia de prensa. Supongo que en la actualidad debe ser algo parecido. Y la información gira en torno al ámbito político local, no tanto al vecino y su realidad. Pero es algo que pasa en todo el país, donde se tematiza casi siempre sobre la cuestión nacional.

–¿Qué dificultades tuvo el rastreo?

–Debido a la precariedad de las radios, estas aparecen, desaparecen, dejan de transmitir, hay mucha irregularidad en el funcionamiento de la mayoría de ellas. También es muy deficiente: la programación no está pensada en temporadas, abordan públicos contradictorios, salvo excepciones, como GP Radio (88.9 Mhz), FM Maza o FM Sunset (94.7 Mhz), que si bien son radios de bajos recursos tienen una idea clara de lo que quieren hacer. De todos modos, cuando uno se va conectando con las radios, descubre la existencia de otras y se va completando el mapa de la región.

–¿Fue dificultoso el cruce entre investigación y práctica?

–No. A veces es complicado cuando aparecen algunos clichés y se intenta dividir el relevamiento en dos partes. Una investigación es una práctica: hay que hacer entrevistas, buscar datos, pensar sobre esa información. Hacer investigación no es encerrarse en un bunker y pensar cosas locas; en mi caso, no pasa eso. Y lo mismo pasó en Megahertz. El programa fue una emisión clásica, con entrevistas a personajes de las radios, en el que intentábamos desmenuzar el proyecto del medio en cuestión: los problemas que tienen, a quién se dirigen, cómo satisfacen a su audiencia. Todo esto para que la radio no quede en un elemento abstracto.

–¿Qué saldo queda de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual? ¿Qué escenario hay hoy con el desguace de ella?

–Para ser franco, a la mayoría de las radios no le interesaba el asunto, no habían visto ningún avance con la LSCA. Las radios comunitarias, que militaron y lucharon por la LSCA, tampoco tuvieron cambios en su estatus, aunque sí fueron favorecidas a través del Fondo de Fomento de Concursable para Medios de Comunicación (FOMECA). El resto se concibe como si fueran medios individuales que tienen que lidiar con el Estado, desconocían los alcances y valores de la LSCA. En sí, la mayoría de las radios se vio afectada más por los aumentos de las tarifas de luz que por el desguace de la Ley.

–¿Qué programa te llamó la atención del ciclo de Megahertz?

–Hubo casos muy claros desde lo político, como con FM La Uni o las radios comunitarias o las públicas. De lo más increíble: pude entrevistar DJs, productores, pastores, locutores, operadores comerciales. Algunos de ellos hace más de 25 años que están en el medio. El programa logró un clima de intimidad. En definitiva, Megahertz fue algo que nadie demandaba, pero yo tenía muchas ganas de hacer. Entiendo que el valor principal del programa trasciende las emisiones al aire; constituye un material de acceso a una información valiosa que no teníamos.

 

Rodrigo Salmoiraghi

 

 

Los Hijos de Orión premiados en Expocom

En el marco del 15º Encuentro de Carreras de Comunicación, el programa “Los Hijos de Orión”, del Taller de Radio II de la Licenciatura en Comunicación de la UNGS, se llevó el premio al mejor magazine radiofónico de las carreras de comunicación del país. El programa se emitió por FM La Uni durante el primer cuatrimestre de este año. Los integrantes del proyecto fueron Dara Villafaña, Débora Soria, Francis Donamari, Yésica Herrera, Gonzalo Protti, Lara Giordan Fernández, Luciano Torres, Maira Gigena, Matías González, Ramiro Tejeda, Rocío Ilarri, Stephanie Zavala, Tomás Mehl, Tomás Ruiz y Rodrigo Salmoiraghi, con la coordinación de Damián Valls y Mercedes García. Este es el cuarto galardón consecutivo del Taller de Radio II. Anteriormente habían ganado “Simón de la Guardia”, en 2014, “Kermesse de Miércoles”, en 2015, y “Torre de Chenoa”, en 2016.