ENTREVISTA A GUSTAVO RUGGIERO.

El secretario general de la Universidad conversó con Noticias UNGS sobre el lanzamiento de la tercera edición del Presupuesto Participativo, las enseñanzas que dejaron las experiencias de los dos primeros años y las perspectivas de esta herramienta de democratización de las decisiones.

 

 

–Comienza la tercera edición del PP en la UNGS. ¿Qué balance se puede hacer al respecto?

 

–El equipo que tiene a cargo la implementación del PP realizó un balance muy positivo, sobre todo de la convocatoria. El efecto que uno busca con una actividad cultural como la que hicimos con Karamelo Santo y algunas bandas locales es capturar la atención de la comunidad universitaria, sobre todo del estudiantado, que viene participando mucho pero que nos gustaría que participara todavía más en la formulación de proyectos. Pensamos que la recepción fue buena. Veremos en qué medida eso se traduce en una participación efectiva.

 

–¿Qué expectativas hay para este año?

 

–Recomponer el muy buen desempeño del PP del primer año. En 2014, el PP, como dispositivo de participación política, estuvo atravesado en la UNGS por un conjunto de otras actividades, también políticas, como fueron las elecciones, lo que pensamos que puede haber contribuido a la merma que tuvo la participación global en el PP. Este año queremos recuperar una masa importante de votantes, que estén implicados y que eso se refleje, sobre todo, en el diseño de proyectos. En cuanto a la calidad de los proyectos, esto es interesante: la de 2014 fue mejor que la de 2013. Pese a que la participación fue menor, los proyectos fueron más enfocados y precisos, revelando una mayor apropiación de la herramienta. Este año esperamos que se combinen las dos cosas: que persista ese saber que los actores de la Universidad van desarrollando y que eso convoque a mayor cantidad de gente a votar.

 

–¿Hacia qué tipo de iniciativas apunta el PP?

 

–Las cinco líneas que propone el PP siguen siendo las mismas: bienestar, infraestructura, cultura, deportes y acciones con la comunidad. Lo que discutimos este año fue si a esas cinco líneas les agregábamos un eje que las transversalizara, en torno al derecho a estudiar, para favorecer un proceso de discusión política común, para que no se fragmente la unidad de la institución, promoviendo la iniciativa, la imaginación y la incorporación de las cosas que van pasando en la vida de la Universidad.

 

–¿Hay diferencias en la implementación del PP en una universidad y en un municipio?

 

–Sí. De escala y de diverso tipo, pero no de concepto. El valor de la herramienta tiene que ver con lo que podemos llamar la vocación pedagógica de la política, la pretensión educadora en términos de cuánto nos apropiamos del manejo de la cosa pública. Lo que alienta el PP es una mayor participación. Si puedo involucrarme en esta escala, que es relativamente menor, posiblemente pueda involucrarme también en otras discusiones sobre la orientación y la vida de una institución pública. Y en el caso de una universidad, la particularidad es que promueve el trabajo de actores de los cuatro claustros que la componen, y lo hace invitando a salirse de una lógica corporativa, porque los proyectos deben ser elaborados por más de un claustro. En los municipios se forman foros vecinales. Son formatos distintos, pero en ambos casos lo que se busca es la mayor participación posible. En última instancia, lo que el PP pone en discusión es la democracia representativa.

 

–El PP se implementa solo en otras tres universidades nacionales. ¿Piensa que debería extenderse a otras?

 

–Sí. Pero tampoco quiero ponerme en un lugar prescriptivo. El PP no es la única práctica que alienta la democratización, y hay sectores que lo cuestionan por considerarlo una herramienta parcial. De una participación no radicalizada, si se quiere. Todo esto puede discutirse, pero a nosotros nos parece que los efectos que está generando aquí, en la UNGS, son sumamente positivos.