FEMINISMOS.

Los feminismos constituyen un nuevo sujeto político y, a la vez, irrumpen en la lógica de todas las instituciones. Crean, discuten, producen conflictos, inventan. Su horizonte es el de producir nuevas prácticas sociales y modos de vida, formas de comprender y de conocer. Desde junio de 2015 la larga acumulación de militancias, escrituras, activismos, se volvió fuerza callejera. Lo que se venía tejiendo en los encuentros nacionales de mujeres y en las luchas sindicales y sufragistas, en los movimientos por el divorcio, por el aborto y por los derechos humanos y en las organizaciones piqueteras, en los departamentos de géneros de las universidades y en la educación sexual integral en las escuelas, apareció en las calles sorprendiendo incluso a las propias participantes. Los cuerpos, cuando aparecen, escribe Judith Butler, dicen su derecho a tener derechos. Por eso, no se trató de una sola reivindicación –Ni una menos– sino que la reivindicación fue contraseña para múltiples luchas y umbral para un conjunto de demandas. El movimiento es marea que atraviesa todas las dimensiones de la vida y las prácticas sociales.

Esta Universidad es especialmente receptiva y reconoce el impacto transformador de las nuevas corrientes. Eso puede advertirse en sus procesos electorales y en la definición de los cargos electivos, en sus políticas editoriales, en la persistencia de la apuesta a la formación con perspectiva de género desde la Diplomatura en Géneros, Política y Participación, y, muy fundamentalmente, en la creación del Programa de políticas de género y la actividad en la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y Contra las Violencias (RUGE), del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Pero también en algunas intervenciones, propuestas y estrategias que se dieron en los últimos meses y que vamos a reseñar aquí no solo como sucesos sino también como imágenes del futuro que los distintos actores intentan construir.

 

Verde que te quiero verde…

La multitudinaria movilización por la legalización del aborto que tuvo el pico más alto el 8 de agosto, pero que se fue derramando en múltiples acciones, marchas, pañuelazos, actos, tiñó de verde gran parte de las discusiones políticas de los últimos meses y convocó a antiguas y nuevas militancias. Entre una y otra votación parlamentaria, entre diputados y senadores, la bandera verde ondeó en el centro del campus, para recordarnos que gran parte de la comunidad universitaria estaba dando la pelea por la ampliación de derechos.

El tema estuvo muy presente en los medios de comunicación de la UNGS. Hubo micros y testimonios en FM La Uni, y en UNITV se estrenó el programa “Caja de herramientas”, una serie de 32 micros que intentan, con humor, desplegar ideas acerca del patriarcado, el feminismo, la desigualdad, el amor romántico, el trabajo doméstico, la violencia. Una caja de recursos para discutir, abonar a las conversaciones públicas y los feminismos populares, realizada por la UNGS y la UNPAZ. Si el programa surgió de las calles teñidas del magenta “Ni una menos”, comenzó su difusión en los días de la ola verde.

 

Formación con perspectiva de género

La efectiva aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral es parte de la agenda de los feminismos movilizados. Que saben que en las instituciones educativas son dispositivos nodales para la reproducción o la interrupción de las lógicas machistas. En la UNGS se implementará por primera vez la materia “Perspectiva de género: Aportes y debates” para los estudiantes de las licenciaturas en Política Social y en Administración Pública (ambas se dictan en el Instituto del Conurbano). Se trata de una asignatura optativa que apunta a brindar herramientas –prácticas, jurídicas y de modos de lectura– para realizar intervenciones en favor de la igualdad entre géneros y en la prevención de situaciones de violencia o discriminación sexual. Desde los contenidos se aporta un marco teórico general, se abordan cuestiones ligadas al mercado de trabajo, a la violencia, a la comunicación y las violencias simbólicas. La formación con esta perspectiva adquiere relevancia dado que en muchos casos, quienes egresan trabajan en el diseño, formulación e implementación de políticas o, en el caso de los profesorados, en el diseño curricular. La incorporación de la asignatura no implica una modificación del plan de estudios de las carreras sino la ampliación de la oferta de optativas. No involucra cambio de correlatividades ni de itinerarios ni aumento de carga horaria.

Marisa Fournier, coordinadora de la Diplomatura en Géneros, Políticas y Participación de la UNGS e impulsora de la propuesta, explica que el proyecto surgió como una demanda de estudiantes, y que la intención es extenderla a otras carreras y profesorados. La decisión de cambiar los planes de estudio va más allá de demandas puntuales. En Argentina existen normas que comprometen a las universidades a integrar enfoques de género en sus planes de estudio. Por un lado, la Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, sancionada y promulgada en 2009, insta a las universidades a incorporar la temática de la violencia contra las mujeres en sus currículas. Además, la creación por Ley del Programa Nacional de Educación Sexual Integral (Ley 26.150) establece el derecho de toda la población estudiantil a recibir educación sexual integral sea cual fuere el establecimiento educativo del cual participe.

En paralelo, el área de Recursos Humanos y el Programa de Políticas de Género proponen una línea formativa en género y diversidad sexual para nodocentes de la Universidad, con la intención de incluir una perspectiva de género transversal en toda la gestión, que incorpore criterios de equidad y de reflexión no excluyente en las distintas áreas de trabajo. Se trata de una propuesta de cinco encuentros de formación y sensibilización de las y los trabajadores de la Universidad en temas de género y diversidad sexual desde una perspectiva de derechos.

Ambas iniciativas son vistas como el comienzo de una estrategia más amplia de formación, que atraviese las currículas profesionales y los diversos claustros, prevista en el propio Estatuto que se dio la institución: “la promoción de una perspectiva de géneros transversal a todos los ámbitos de la universidad, estimulando su abordaje institucional a través de propuestas curriculares, orientaciones de investigaciones y la implementación de políticas que impulsen el respeto a todas las manifestaciones de las identidades de género y las orientaciones sexuales dentro de la universidad.”

 

Transexualidad y feminismo

En la Feria del libro, Ediciones UNGS presentó el nuevo libro de Gabriela Mansilla, Mariposas libres. Gabriela ya había escrito Yo nena, yo princesa, narrando la conversión en niña de Luana, su acompañamiento como madre y los aprendizajes comunes. Ese trayecto fue acompañado por Valeria Paván, psicóloga de la CHA. En la nueva obra narra la llegada a la escuela y la construcción de redes de amistad alrededor de su hija. Puede leerse como el diario de una experiencia personal, pero, ante todo, es la reflexión sobre la exigencia de volver a pensar los cuerpos y los deseos más allá de la biología, del reconocimiento de que hay “niñas con pene” que no necesitan someterse a procedimientos quirúrgicos para devenir mujeres. La experiencia transexual, las discusiones que acarrea y los problemas que abren, enriquecen a los feminismos, al evitar toda recaída en supuestos esencialistas, porque no hay destino biológico ni prácticas sedimentadas que por sí solos definan un sujeto.

¿Cómo expandir esos impactos, que profundizan la reflexión y la elaboración política? Entre otras cosas, insistiendo en su visibilidad pública. En septiembre, en una de las salas polivalentes del Multiespacio cultural, el Programa de Políticas de Género y el área de Artes Visuales del Centro Cultural programan la muestra “Archivo Trans”. Mariela Bernárdez, responsable del programa, explica: “Las imágenes tienen el poder de convertirse en un acto de justicia y de memoria, en efecto los usos de la fotografía a lo largo de la historia así lo demuestran. Poseen éstas el doble carácter de eternizar un momento, una circunstancia, un gesto o existencia y a la vez significar todo lo que se vuelve esquivo e inaprensible para los modos de ver dominantes. El Archivo de la Memoria Trans es el reencuentro con una memoria –y su plural– que se sigue escribiendo, su restitución en un hilo histórico que la entrama con las luchas sociosexuales de todos los tiempos. Por eso, estos documentos hoy preservados, que sobrevivieron a la dictadura, a los edictos y a la represión policial en democracia, son memoria resistente y reivindicativa plagada de visibilidad. Fotografías, relatos, pasajes de diarios, revistas y objetos personales de la comunidad travesti, transexual y transgénero delinean los contornos, el perfume, la voz, los dolores y las cuerpas de las que están y de las que ya no, todas reunidas y protegidas en registro celebratorio de las intimidades que el olvido no devoró ni normalizó.” Si construir archivos siempre fue atribución de las instituciones públicas y los organismos estatales, la constitución del Archivo Trans es un acto de rebeldía, de asunción de un poder de registro y de valorización de los trayectos vitales de lxs subalternxs. El 13 de septiembre, a las 19, se inaugurará la muestra con una mesa de Homenaje a Lohana Berkins, sobre los aportes trans al feminismo.

El 14 de septiembre, a las 21, en la Sala Daniel Nanni del Centro Cultural, se pondrá en escena la obra Made in Lanús, montada por la cooperativa de arte-trans. Esta cooperativa está integrada por trabajadorxs trans en todos los rubros y su existencia demuestra una de las apuestas centrales en este momento: la construcción de salidas laborales y profesionales para transexuales. La ley de cupo laboral trans, aprobada en la Provincia de Buenos Aires en 2015, sigue sin estar reglamentada. La ley establece para el Estado “la obligatoriedad de ocupar en una proporción no inferior al 1% de su personal a personas travestis, transexuales y transgénero que reúnan las condiciones de idoneidad para el cargo y establecer reservas de puestos de trabajo a ser exclusivamente ocupados por ellas, con el fin de promover la igualdad real de oportunidades en el empleo público”. Pocos municipios adhirieron a la ley e, incluso, algunos de los que la aceptaron desde sus concejos deliberantes, como el de San Miguel, no la implementaron. La ley lleva el nombre de Diana Sacayán, que fue asesinada poco después de su sanción. Nadie puede olvidar que sin estrategias laborales y formativas específicas gran parte de la población trans queda condenada a la prostitución como estrategia de supervivencia.

 

Algarabía

No cesa la discusión en las redes sociales alrededor del uso del lenguaje inclusivo. Muchas personas manifiestan incomodidad ante los cambios, otras se indignan o se burlan. Desde los distintos y múltiples feminismos hay distintas iniciativas, pero con menos poder y ganas de imponer normas de lo que temen sus adversarios. Lohana Berkins alguna vez escribió “mato al diccionario de la Real Academia Española en el olvido cotidiano, lo mato y crearé varias lenguas, reales, diversas”. Y de algún modo ese olvido de un poder normalizador, que se atribuye la potencia de regular y regir la lengua real, es lo que aparece en muchos de los usos juveniles y plebeyos del lenguaje inclusivo. Por eso, tanta incomodidad. Porque ni siquiera se trata de confrontar esa normatividad monárquica y mercantil con otra, sino de la búsqueda insomne de modos de decir más justos con la heterogeneidad de lo real.

Para el diccionario de la Real Academia Española, algarabía significa “gritería confusa de varias personas que hablan a un tiempo.”. En el uso argentino, es alegría compartida. La definición de Lohana roza esa situación, con la preciosa imagen de las lenguas varias, reales, diversas. Más allá de afirmaciones y objeciones, lo que está claro es que los feminismos están señalando un problema, el de la relación entre poder y lengua, que tiene diversas y a la vez insatisfactorias resoluciones. En ese contexto, el Programa de Políticas de Género impulsa la construcción de una mesa de trabajo, integrada por distintas áreas de la gestión de la Universidad y por investigadores docentes, para plantear modos inclusivos y a la vez eficaces de comunicación.

Los proyectos y eventos que recorrimos en esta nota son dispares, pero surgen de una misma preocupación que atraviesa los documentos y actos de esta universidad, la de procurar una sociedad más justa, más igualitaria, más democrática. Por eso decimos que son, fundamentalmente, imágenes del futuro, anticipaciones del porvenir.

 

María Pia López