ENTREVISTA.
Durante la campaña electoral que concluyó con el triunfo del actual presidente Alberto Fernández y, en la provincia de Buenos Aires, del gobernador Axel Kicillof, se enfatizó en la necesidad de conformar los equipos de gestión con profesionales surgidos de las universidades públicas del país. “Somos un Gobierno de científicos y científicas”, dicen. En este marco, la investigadora docente del Instituto del Desarrollo Humano (IDH) de la UNGS Malena Charovsky fue convocada para desempeñarse como asesora de la Dirección Provincial de Educación Superior (DPES) de la Provincia de Buenos Aires, que tiene como objetivo “la formación inicial y permanente del conjunto de docentes de los niveles y modalidades del sistema”. Noticias UNGS la entrevistó para indagar sobre su trabajo y la articulación entre las gestiones gubernamentales y las universidades.
–¿Cómo es la dinámica de trabajo en la DPES? ¿Cuáles son tus responsabilidades?
-De la DPES dependen dos direcciones de línea: una de Formación Docente Inicial y otra de Formación Docente Permanente. El equipo está formado por los asesores, directoras y subdirectores de las direcciones. El trabajo que desarrollo es el de asesora docente, en relación directa con la directora Alejandra Birgin. Lo que hago es trabajar en distintos programas de fortalecimiento y asesoramiento, en unidades que me vayan proponiendo y en coordinación de equipos. Fui convocada en enero de este año. Actualmente estoy coordinando el programa ATR (Acompañamiento a las Trayectorias y Revinculación), que, a partir de un trabajo de geolocalización, identificó a los y las alumnas de los niveles obligatorios, de primaria y secundaria, que no habían podido sostener un vínculo con las escuelas debido a la emergencia sanitaria por la pandemia. En este marco, se tomó la decisión política de ir a buscarlos, porque es su derecho estudiar y estar en las escuelas. Se convocó a los y las estudiantes avanzados de los profesorados y a egresados recientes que, con criterios de cercanía y protocolos, están yendo a las casas de los y las alumnas. Estamos haciendo un trabajo persona a persona, para fortalecer estos vínculos y garantizar que puedan generar confianza nuevamente, sentirse parte de su escuela. Con este trabajo, lo que esperamos es que en 2020-2021 puedan reconstruir ese lazo con la escuela y garantizar el derecho a la educación.
-¿Con qué desafíos te encontraste?
-Los desafíos han sido muy grandes, sobre todo en lo relacionado con lo que nos encontramos al llegar. Cuando se inicia una gestión no se lo hace desde cero; y los últimos cuatro años dejaron una marca muy difícil de remontar y trabajar. Lo más difícil es recomponer un vínculo de confianza con los y las docentes, porque durante la gestión anterior se vivieron años de persecución y control. El vínculo se ha ido reconstruyendo a lo largo del año. Además, nos encontramos con situaciones técnicas y políticas de la gestión anterior que tuvimos que resolver. Todo esto sin contar que surgió la pandemia de covid-19, que efectivamente afectó de manera muy importante todo el trabajo.
-¿Cómo afecta el contexto de la pandemia a la dirección?
-La aparición del covid-19, y el consecuente aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), hizo que se modificara toda la agenda de trabajo prevista para el año. Algunas acciones estuvieron vinculadas a las orientaciones para los institutos de formación docente acerca de cómo llevar a cabo las prácticas docentes. En estos institutos, las prácticas se hacen a lo largo de cuatro años, con diferentes intensidades. Esto implicó que, como equipo, trabajáramos en la elaboración de un primer documento orientador en algunas cuestiones, abriendo posibilidades. Por otro lado, inauguramos una modalidad de trabajo propia de la gestión. Esto se empezó a gestar cuando todavía trabajábamos de manera presencial y se intensificó a partir del aislamiento. Estas modalidades incluyen mesas de trabajo, mesas de consulta y mesas de acompañamiento en el caso de formación permanente. Las mesas implican un diálogo horizontal con los actores del sistema, y partir de eso se toman decisiones o se producen documentos. Para el caso de las prácticas docentes, además del primer documento orientador, el diálogo a partir de la mesa de trabajo implicó reuniones sostenidas a lo largo del tiempo con directivos y docentes de práctica de varios institutos. En esas mesas contamos con la participación de la especialista en Educación Gloria Edelstein, y a partir de eso se produjo un segundo documento orientador para todas las decisiones que cada instituto tuvo que tomar. En estos casos, siempre se tiene en cuenta la diversidad poblacional y geográfica de la provincia: si son del interior o si son del conurbano.
-En esta línea, ¿cómo se llevan a cabo las capacitaciones a docentes? ¿Qué otras medidas fueron necesarias para hacer frente a la crisis?
-Con respecto a las capacitaciones, a las que nosotros llamamos Formación Permanente, se desarrollaron de manera virtual. Se realizaron algunas ofertas vinculadas al manejo de la virtualidad. Con las dimensiones que tiene la provincia, salía un curso y a las dos horas se cubrían los cupos, es algo impactante. Se firmaron, al mismo tiempo, convenios con la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ) y otras nueve universidades para dictar el curso “Enseñanza mediada por tecnologías en el nivel superior” para docentes de institutos y de los Centros de Capacitación, Información e Investigación Educativa (CIIES). El resto del trabajo se centró en mesas de acompañamiento, con un trabajo pedagógico de los equipos técnicos regionales directamente con las escuelas. En el caso de Formación Docente Inicial, se organizaron recorridos virtuales por las 25 regiones educativas con todas y todos los directivos de los 180 institutos de formación docentes en el mes de agosto. Esto nos permitió relevar cómo venían avanzando en el año y las dificultades que se habían presentado. Otra línea importante de trabajo es la revisión de los diseños curriculares de formación docente. Esto se vio afectado por la pandemia. Si bien se han discutido muchas líneas de desarrollo curricular, es un trabajo para profundizar el año próximo, porque hay diseños que se tienen que renovar y adecuar a saberes que no pueden quedar afuera. Hemos generado varias acciones que tienen que ver con acompañar a nuestros y nuestras estudiantes en términos formativos. Hemos organizado un trabajo a partir de un aula virtual con referentes de los institutos de formación. Se producen materiales como videos y podcasts. Lo que se busca es que ellos puedan tener elementos, realizar el trabajo de manera colectiva y que lo que se construya nos permita producir un saber pedagógico acerca de este tiempo, y que los materiales, los registros, puedan ser incorporados el año que viene al espacio de la práctica docente. Otras acciones tienen que ver con un ordenamiento administrativo de cargos y demás, con lo que fue quedando de la gestión anterior. Otra línea es la oferta de formación específica al cuerpo de inspectores e inspectoras, sobre todo tomando cuestiones específicas de la política educativa de formación docente que estamos llevando adelante. En este marco, se generó una instancia de diálogo y consulta permanente.
-¿Cómo es la articulación de la dirección provincial con el gobierno nacional?
-La articulación se da a través del Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD). De hecho, el día anterior a que se decretara el ASPO tuvimos una reunión presencial en el Instituto, que se encontraba organizando reuniones por región. Entre las instancias de las que formamos parte está, por ejemplo, el Observatorio de Prácticas Educativas (OPE), al que nosotros no solo aportamos materiales sino que compartimos ideas en los foros. El OPE tiene como objetivos analizar las transformaciones de las políticas educativas en la sociedad digital y proponer escenarios a futuro. Los materiales que nosotros produjimos y aportamos los han tomado varias provincias como insumo de trabajo. Además, el INFoD realizó una indagación cuantitativa y cualitativa para ver el estado general de la formación docente a nivel nacional, del que participamos como puente colaborando con los datos. Hay otras líneas que tienen que ver con evaluación y acreditación, curriculum prioritario y desarrollo de políticas estudiantiles en las que la Dirección está en permanente comunicación con el INFoD.
-El gobierno provincial convocó a profesionales de las universidades públicas a formar parte de sus equipos, ¿Qué aporte pueden hacer a la gestión pública?
-Es fundamental, y no debería suceder de otro modo, que los científicos trabajen en relación con la gestión pública. Hay algo de los saberes que se producen en los ámbitos universitarios que no deberían quedar desvinculados de la posibilidad de la producción de políticas, en este caso, educativas. Hay un riesgo, cuando esto no es así, de que los saberes académicos y las políticas conformen dos circuitos distintos, y de que entonces lo que se produce quede desvinculado de las decisiones. Esas decisiones, por más que estén atravesadas por varias cuestiones, tienen que estar permeadas por ideas que se desarrollen en el ámbito académico.
-¿Cuáles son los aprendizajes a partir de tu experiencia en la UNGS que podés aplicar en tu nueva función?
-Mi experiencia en la UNGS tiene que ver con la posibilidad del trabajo colectivo, de la dinámica de funcionamiento de lo colectivo colegiado, de la deliberación y de la decisión tomada a partir de esto. Esta dinámica se dio tanto en los grupos de investigación y comisiones que integré como en los posgrados y materias de los que formé parte. La cuestión de las decisiones argumentadas, consensuadas, puestas a discusión, me parece que es el gran aporte para llevar a la función pública. Ahora estoy en un ámbito en el que esto también está presente. Hay mucha cuestión que se construye con el otro, en deliberación, no hay nunca decisiones aisladas. Y se da también con los grupos ampliados de cada una de las direcciones. Ese es el gran aporte que me llevo.
Micaela Zalazar Cuello
19/11/20