16º ENCUENTRO REGIONAL.
En el año del cuatricentenario de las muertes de William Shakespeare y de Miguel de Cervantes, y bajo el lema “Ser o no ser en tiempos del Quijote”, un nuevo Encuentro de Bibliotecas del Noroeste del Conurbano Bonaerense tuvo lugar en el Campus de la UNGS. Más de 300 representantes de bibliotecas escolares, públicas y populares de la región asistieron a la decimosexta edición de este ya muy consolidado espacio de referencia en la temática.
Cómo promover la lectura de los clásicos? ¿La biblioteca aún es un lugar de confluencia comunitaria o debe conquistar nuevos públicos? ¿Cuáles son los recursos online para digitalizar archivos impresos? ¿Cómo se organiza la información ante el nuevo escenario tecnológico? ¿Internet reemplaza a las formas tradicionales de búsqueda bibliográfica? Sobre estas cosas conversaron a lo largo de una intensa y productiva jornada de trabajo los asistentes a esta nueva edición del encuentro de la amplia red de bibliotecas que todos los años se encuentran en la UNGS.
Inaugurado por la directora de la Unidad de Biblioteca y Documentación (UByD) María Eugenia Leiva y por el vicerrector Pablo Bonaldi, el encuentro contó este año con la participación de María Inés Falconi como conferencista central. Referentes de la Biblioteca Nacional, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares y la Biblioteca Nacional del Maestro discutieron los modos de articulación entre las instituciones bibliotecarias nacionales y locales. Y la UByD presentó los resultados de un trabajo realizado, en el marco del Observatorio del Conurbano de la Universidad (ver página 5) sobre la actividad de las bibliotecas de la zona.
Falconi, autora de la saga “Caídos del Mapa”, de Fin de Semana en el Paraíso y de adaptaciones para niños de varias obras de Shakespeare, conversó con Noticias UNGS sobre la biblioteca como símbolo de identidad cultural, espacio de investigación, formación educativa y acopiadora de documentación.
– ¿La biblioteca tiene una función social?
– Siempre fue espacio de estudio. Desde hace veinte años trabajo en la Universidad Popular de Belgrano y su biblioteca siempre estaba llena de estudiantes que hacían ahí sus trabajos prácticos, y ahora suele estar vacía. La llegada de internet cambió la manera de buscar información. Por eso desde las bibliotecas públicas, escolares y populares debemos ayudar a los chicos a buscar en la red.
– ¿El trabajo del bibliotecario cambia?
– Es un fenómeno mundial. Este año en Birmingham, Inglaterra, conocí la biblioteca más grande de la ciudad, situada en un edificio súper moderno que ocupa toda una manzana. No vi a una sola persona leyendo, sólo descansaban en sus sillones o utilizaban sus computadoras. Para mí fue desesperante. En Argentina suelo visitar distintas escuelas y el trabajo bibliotecario que se hace es magnífico. Ahora: Debemos tomar conciencia de que el mundo cambia a pasos agigantados y la biblioteca no puede quedarse atrás. Un ejemplo es el trabajo de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), que funciona en red.
– El lema de este Encuentro refería a dos escritores clásicos, ineludibles para los estudiantes.
– Es necesario acercar a los chicos a la literatura universal de Shakespeare y de Cervantes. No tirarles los libros para que los sinteticen sino colaborar con ellos en el proceso de análisis e interpretación. También aquí pueden ayudarnos las nuevas tecnologías. El bibliotecario y el docente deben abrirle la puerta al alumno y lector hacia estos escritores. La literatura estimula su intelecto y mejora su comprensión. Incentivarlos es primordial. Alcanzarles, por ejemplo, adaptaciones de los clásicos donde se mezcla un texto coloquial y un texto del autor, para que los chicos practiquen el ejercicio de la comprensión.
– Con respecto a tus libros, ¿Cómo incide la curiosidad en tu literatura?
– La curiosidad es innata y mueve cualquier tipo de aprendizaje: uno aprende a través de ella siempre. Cuando yo escribo una historia también es por curiosidad, por saber cómo vive un personaje una situación. Mi literatura surge por placer y por la necesidad de llegar comprensiva y emocionalmente a diferentes personas. Odiaría que alguien debiera leerla obligatoriamente.
Yanina Fuggetta