EDITORIAL.

Portadores de un poder misterioso y fascinante, como el de un talismán, los aniversarios y las efemérides (que son los aniversarios vueltos hecho público, común, patriótico, escolar) son extraños ayudantes del trabajo de la memoria individual y colectiva. De pronto, la banal reiteración de una fecha (de un día, de un mes, del dígito final de la cifra que nombra los años en los que organizamos el continuo devenir del tiempo) nos asalta de los más distintos modos, a veces por sorpresa, otras veces envuelto en una ritual parafernalia de ceremonias y esplendores, invitándonos ora a la nostalgia, ora a los balances o a las comparaciones. A veces los aniversarios son múltiples y contradictorios, como las noticias viejas que los diarios suelen reproducir en sus secciones “Hace cien años”, o “Hace un año”, y entonces los recuerdos nos traen y nos llevan de un lado a otro, obligándonos a recordar con entusiasmo un hecho y con pesadumbre otro, o invitándonos a reponer en toda su complejidad, en la reflexión sobre esas vicisitudes del pasado, los trazos diversos de los que están hechas siempre nuestra vida y nuestra historia.

Este año 2018 estará signado por el recuerdo y las conmemoraciones de un hecho fundamental en la historia del sistema universitario argentino, pero también de la vida pública del país y de toda la región: la Reforma Universitaria de 1918, sobre la que, a modo de preparación de las conversaciones que sin duda irán a tener lugar en los meses próximos (en los que también se desarrollará en Córdoba, en coincidencia con esas celebraciones, la 3ª Conferencia Regional de Educación Superior del IESALC/UNESCO), esta revista estuvo entregando a sus lectores, durante todo el año pasado, un conjunto de reflexiones de estudiosos y especialistas en el problema. La Reforma del 18 inaugura la historia moderna de la universidad argentina, pero también un cierto tono de la discusión política en América Latina: en Perú, en México, en Cuba. Y no deja de hacer oír sus ecos en dos acontecimientos fundamentales en la historia del movimiento estudiantil de todo el mundo, que tuvieron lugar justo medio siglo después, en 1968, y sobre los que también habrá mucho que conversar durante este año: la revuelta en París en el mes de mayo y la masacre de Tlatelolco en el mes de octubre.

Viniendo más acá, 2018 será el año en que la UNGS celebre su primer cuarto de siglo. Hija de una “segunda ola” –como se la llamó muchas veces– de un movimiento de expansión del sistema universitario público del país que había tenido un primer impulso a fin de los 60 y comienzos de la década siguiente, y que tendría después un tercer envión en los primeros tres lustros del presente siglo, la UNGS inició su jornada, en efecto, en el año 1993, y sin duda es muy largo y muy importante el camino que ha recorrido desde entonces, sobre el que todos los integrantes de su vida académica, política e institucional tendremos mucho que pensar a lo largo de los próximos meses. Por último, pero no queremos dejar de señalarlo en el inicio de este número: 2018 será también el año del décimo aniversario de esta revista, hoy orgullosa parte de un sistema de medios mucho más amplio y más complejo a través del cual la UNGS promueve la información, la reflexión y la discusión sobre las distintas dimensiones de su vida institucional e interviene, como creemos que le corresponde, en las grandes conversaciones colectivas.