EUGENIO RAÚL ZAFFARONI EN LA UNGS.
Una conferencia magistral del juez Eugenio Raúl Zaffaroni, exministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y actual integrante de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sirvió como acto formal de inauguración de las actividades académicas del segundo semestre del corriente año. La rectora Gabriela Diker presidió la ceremonia, de la que participaron también los exrectores Silvio Feldman y Eduardo Rinesi y el director de la Diplomatura en Derechos Humanos y Estrategias de Intervención en el Territorio, de la Universidad, Abel Córdoba.
Ante un auditorio colmado, Zaffaroni realizó una minuciosa exposición sobre las nuevas formas de colonialismo, el poder de los grupos financieros y mediáticos en América del Sur y los nuevos desafíos del Derecho en estas circunstancias. Previamente, el prestigioso jurista había recibido de manos de la rectora Diker el diploma que lo acredita como Visitante Ilustre de la Universidad. Al hacerle entrega de esa distinción, la Dra. Diker expresó: “Estamos frente a uno de los máximos defensores de las causas justas a nivel mundial, premisas que la UNGS sostiene desde sus inicios, como una casa de estudio comprometida con los valores democráticos y los derechos humanos, campo al que consagra una parte significativa de sus esfuerzos académicos”.
Durante la ceremonia, Eduardo Rinesi celebró la inauguración de esta tradición de aperturas de las actividades académicas del semestre con una visita de primer nivel como la de Zaffaroni; Silvio Feldman subrayó que se trata de iniciativas que “respaldan el ejercicio del derecho a la educación pública de calidad”, y Abel Córdoba opinó que Zaffaroni “resignificó el derecho penal”, e hizo votos porque los temas lanzados a la discusión por el conferencista “se conviertan en investigaciones específicas que la Universidad asuma a través de sus equipos”.
Las universidades del conurbano son una verdadera revolución
Durante su visita a la Universidad, el juez Zaffaroni dialogó con Noticias UNGS sobre los posicionamientos y tensiones dentro del poder judicial. Subrayó que en los últimos años, a partir de la creación de nuevas universidades nacionales, hay una fuerte apuesta al desarrollo, y dijo que la educación atraviesa una histórica etapa de expansión y crecimiento.
–¿Qué relación existe entre derechos humanos y desarrollo?
–El primer derecho humano clave en nuestras vidas es el derecho al desarrollo, y debemos protegerlo como ciudadanos. En la coyuntura actual, el conurbano produce desarrollo, y universidades como la UNGS representan un avance en materia de derechos humanos. Sin duda viven un momento revolucionario. Es lamentable que los países centrales califiquen el derecho al desarrollo como un derecho de tercera generación, porque su violación causa muertes y provoca un genocidio por goteo, producto del colonialismo.
–Usted sostiene que la región está en una etapa avanzada del colonialismo. ¿En qué consiste?
–Después de la revolución industrial, el colonialismo se relacionaba con una cuestión territorial: la ocupación de tierras en ese entonces fue inmediata. Hoy asistimos a una forma de colonialismo muy particular, caracterizada por el dominio del capital financiero transnacional y los conglomerados mediáticos: Televisa en México, O Globo en Brasil, El Mercurio en Chile y Clarín en Argentina. Medios hegemónicos que transforman y ocultan la realidad, monopolios cuyo patrimonio millonario responde a los intereses del sistema capitalista del que forman parte. Sin embargo, en nuestro país las operaciones de prensa de estos grupos no son tan visibles como ocurre en otras naciones, donde la letalidad es brutal. América Latina encabeza el índice de homicidios mundiales y es campeona en superar los indicadores de pobreza.
“Hoy asistimos a un colonialismo caracterizado por el dominio del capital financiero transnacional y los conglomerados mediáticos”.
–¿Es necesario un cambio cultural para reivindicar este derecho?
–Es un cambio que debe manifestarse en varios sentidos. Pensemos que el colonialismo imperante de hoy día es producto de un sistema capitalista financiero, en un mundo donde el 25% de la población consume y el otro 75% sobrevive. Hay una minoría que está destruyendo las condiciones de habitabilidad planetaria: pensemos en el cambio climático y el cuidado ambiental, claves para la supervivencia.
–Acerca de la tensión en el sistema judicial argentino, ¿el poder judicial debe ser independiente de los posicionamientos políticos?
–Se trata de posicionamientos que siempre existieron: no podemos concebir un juez apolítico, sin ideología propia; si así fuera debería dedicarse a otra cosa. Por supuesto, cada persona tiene una cosmovisión, que mantiene con ciertos límites más allá de que tenga empatía con un sector político determinado. El problema ocurre cuando se sobrepasan esas fronteras y los jueces incurren en parcialidades intolerables: el público se da cuenta y avanza hacia la relativa imparcialidad del Poder Judicial, y se desprestigia su función. Es una situación que sucede, y aunque no podemos generalizar, hay ciertos ámbitos de la cartera judicial que sobrepasaron el límite.
–Es frecuente que le atribuyan el término garantista como una cualidad negativa.
–Nunca me califiqué como un juez garantista, aunque sí me considero un defensor de las libertades individuales y sociales. Es fundamental que el derecho jurídico tenga una finalidad. Más allá de sus enemigos, las garantías surgieron como una defensa de las libertades sociales, con el fin de proteger a la población. Las garantías son el resultado de un proceso civilizatorio avanzado.
–Pero es común que se presente al garantismo como una excesiva atribución de derechos para aquellos que cometieron delitos…
–En esta cuestión ocurren dos situaciones: por un lado existe una marcada demagogia política, y por otro, los medios masivos de comunicación son cómplices por alimentar la violencia y la confusión. Más allá de los altos registros de enfrentamiento y muertes en nuestra región, los grupos mediáticos fomentan y promueven la conflictividad entre los excluidos. Su intención consiste en instalar un aparato represivo para controlar a los sectores más vulnerados y desprotegidos. Pensemos en países como Brasil, con un índice de homicidios de 70 cada 100.000 habitantes, o en Pedro Sul, en Honduras, con 80 asesinatos cada 100.000 habitantes.
–Usted es juez en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. ¿Cuál es su función?
–Nuestro objetivo más inmediato está orientado a reforzar la confianza de la población en el sistema jurídico interamericano. Solo así podremos apuntar a construir una región más justa, solidaria e inclusiva.
Yanina Fuggetta
Juristas que no sean tramitadores de conflictos
El máximo desafío del Poder Judicial argentino es trabajar para defender los derechos de los sectores más desprotegidos”, sostuvo el fiscal Abel Córdoba, quien tuvo a su cargo la presentación de la conferencia. En sintonía con Zaffaroni, Córdoba planteó que “el derecho no debe subordinarse al poder financiero global, y es necesario avanzar hacia un modelo de jurisdicción avanzado, con respecto a los países centrales”.
El titular de la Diplomatura en Derechos Humanos de la UNGS sostuvo que Argentina no debe generar juristas “tramitadores de conflictos”, sino profesionales conscientes, con la mirada puesta en proteger a los ciudadanos más vulnerados socialmente. Además, afirmó que “no es posible aceptar a los jueces serviles de este perverso sistema”.
En relación con la propuesta formativa de la UNGS, Córdoba aseguró: “Buscamos generar profesionales con un sentido crítico de la realidad, en lugar de actores funcionales a una política económica determinada. La Universidad está al servicio del derecho al desarrollo, y es un proceso que se inicia con el acceso a la educación de los sectores populares”.