GÉNERO Y ORGANIZACIONES.

 

Mujeres de ámbitos diversos, reunidas en el marco de las cuartas Jornadas de Ciencias de la Gestión, trazaron un panorama sobre la problemática, los horizontes alentadores que en la actualidad se están gestando y la importancia de la construcción de redes.

 

En los últimos años, en distintos sectores de la sociedad, se comenzó a debatir, pensar y actuar desde una perspectiva de género y respeto a la diversidad, al entender que los derechos, oportunidades y responsabilidades van más allá del sexo de nacimiento. ¿Cómo atraviesa esta perspectiva a las organizaciones e instituciones? ¿Hay avances, retrocesos? ¿Cómo afectó a las mujeres la pandemia por covid-19? Sobre estos temas, y desde distintas miradas (académica, empresaria, sindical, institucional), se abrió un intercambio en la edición 2021 de las Jornadas de Ciencias de la Gestión, organizadas por el Instituto de Industria de la UNGS. En ese marco, además, investigadoras docentes de la Universidad adelantaron parte de un proyecto sobre las trayectorias de mujeres en las organizaciones.

 

Cerrar la brecha

La actividad reunió a voces diversas, que coincidieron en destacar la importancia de aunar fuerzas, tejer alianzas y trabajar en red. Vanesa Vidal, docente de posgrado de la Universidad de Buenos Aires, planteó un panorama preocupante pero al mismo tiempo alentador, a partir de investigaciones, estadísticas y ejemplos precisos de la publicidad. Laura Busnelli, quien se hizo cargo a los 25 años de la empresa de productos plásticos BUPLASA, habló sobre la posibilidad de transformar la realidad, salir de las estadísticas y romper con un supuesto orden natural de las cosas, que son moldes contra los que también deben enfrentarse –como lo contaron en el panel– las mujeres sindicalistas, las que asisten en materia de autogestión y finanzas a cooperativas y las que levantan y sostienen en una institución deportiva un área formal dedicada al género y la diversidad. 

“Mi padre enfermó y tomé la decisión de renunciar a mi trabajo y hacerme cargo de la empresa familiar, una industria tradicionalmente masculina y asociada al trabajo pesado, más duro. Lo primero que me planteé fue cuál era mi modelo de liderazgo, cuáles eran mis valores y cómo podía amalgamar mi rol con eso y con lo que me hacía feliz”. Busnelli relató así el desafío al que se enfrentó en su juventud. Hoy BUSPLASA es una empresa B (cumple con los estándares en términos de desempeño social y ambiental) que tiene en su planta casi un 50 por ciento de mujeres. Cofundadora de Voces Vitales Argentinas, organización que promueve el liderazgo de las mujeres como motor para el  progreso económico, político y social, para ella la clave está en “buscar alianzas”.

Son cada vez más las empresas que adhieren a los Principios de Empoderamiento de las Mujeres (WEPs, por sus siglas en inglés) o “invierten” en mujeres. Vidal, experta en el tema, relató distintas iniciativas que están implementando las organizaciones para contribuir a la igualdad de género, como las campañas que impulsan la corresponsabilidad (no conciliación) en las tareas. Un ejemplo es el de una marca de productos de limpieza “para hombres” mexicana, con el hashtag #HazTuParte, o la campaña “Los ayudadores”, de la Organización de Naciones Unidas y la Unión Europea. Además, según la investigadora, la perspectiva de género comienza a atravesar los espacios de las organizaciones, como por ejemplo las áreas de compras, que comienzan a vincularse con organizaciones llevadas adelante por mujeres, cuando antes priorizaban las lideradas por varones.

Más allá de los avances, los números siguen siendo preocupantes y expresan el sostenimiento de la desigualdad. Unos 136 años tomaría cerrar la brecha de género “al ritmo que venimos”, indicó la investigadora, en base a lo informado por el Global Gender Gap Report de 2021. Antes de la pandemia, eran 100 años. Según detalló, el contexto profundizó una serie de problemáticas: la doble carga por el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, la segregación vertical, la segregación ocupacional (las mujeres están concentradas en áreas de la actividad económica que son las que tienen ingresos más bajos), la brecha salarial (en Argentina, las mujeres ganan un 25% menos en relación a los varones), la violencia y el acoso (1 de cada 3 mujeres en Latinoamérica fue víctima de acoso y con el Covid-19 aumentaron un 40% los llamados a las líneas de ayuda) y la desventaja (las mujeres trabajan en desigualdad de condiciones).

Para Vidal, la pandemia “amplificó desigualdades prexistentes”. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL-ONU) de 2020 –dijo–, las empresas que mayor impacto recibieron por la pandemia fueron las más pequeñas, de lo que se deduce que las empresas más impactadas son las de las mujeres, porque un 70% de las emprendedoras son microemprendedoras. Además, las mujeres recibieron un impacto diferencial de la crisis porque están concentradas en las áreas de la actividad económica que más afectó la pandemia. “En todas las crisis las primeras que dejan sus ocupaciones o desatienden sus negocios son las mujeres”, indicó.

 

Experiencias

Las desigualdades de género atraviesan también las experiencias de la economía social y solidaria, como contó Leila Litman, de “La base”. Desde la organización, que brinda asistencia financiera y técnica a cooperativas de trabajo, están realizando una encuesta sobre la situación de género en las organizaciones de la economía popular para poder contar con datos que les permitan generar acciones. 

Y, por otro lado, también esas brechas están presentes en los sindicatos. “Somos el 3% las mujeres afiliadas, hay muy pocas con cargos en el sindicato y poca representación de mujeres en las comisiones internas”, describió Yolanda Saavedra sobre la situación en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). “Creo que es una cuestión cultural”, reflexionó, y remarcó que en la industria metalúrgica hay pocas mujeres “porque hay poca información sobre qué trabajo se puede hacer”. La falta de lactarios en los lugares de trabajo y la cuestión de las licencias extendidas fue otra de las cuestiones que mencionó Saavedra. Vidal también se refirió al tema. “¿Son licencias que le damos a la mujeres o son licencias que le ofrecemos a los varones?”, se preguntó.

“Desde nuestros espacios de participación sindical, el trabajo diario es un trabajo de reivindicación de derechos y de construcción de nuevos derechos. Actuamos con dos realidades, una de planificación y otra del caos, problemáticas que tienen que ser atendidas”, dijo, por su parte, Sabrina Volguein, de la Asociación del Personal Nodocente de la UNGS (APUNGS), quien participó del panel junto a Vanesa Barreto, de la Asociación de Supervisores mineros, metalúrgicos y mecánicos – ASIMRA, y Vanina Barrios, del Sindicato de Obreros de Maestranza – SOM .

Escuchar cuáles son las necesidades reales es lo importante para Paula Aberastegui y Gabriela De Lucía, quienes están al frente de la Subsecretaría de género y diversidad de la Secretaría de Cultura y Educación del Club Estudiantes de La Plata. Las políticas del espacio son transversales a toda la institución y están orientadas a la comunidad, no solo a trabajadores y trabajadoras y deportistas del Club. También trabajan con el área de Prensa, para que desde todos los espacios se piense y actúe desde una perspectiva de género. Una acción reciente fue la intervención, en el marco del Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, de la marquesina del estadio UNO Jorge Luis Hirschi con los colores del arcoíris para visibilizar el compromiso y el respeto institucional por la diversidad. Y cuentan con logros concretos como la implementación de una licencia por violencia de género, tras la firma de un acuerdo con la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (UTEDYC).

Al igual que lo que plantea Busnelli sobre las alianzas, para Aberastegui y De Lucía la articulación con otras instituciones es importante y necesaria: “Nos atraviesan las mismas realidades y el trabajo conjunto nos ayuda a construir herramientas y pensar alternativas”. Una de estas herramientas es el documento Orientaciones para una comunicación inclusiva y no sexista en instituciones deportivas, que puede encontrarse en la web institucional del Club (https://www.estudiantesdelaplata.com/el-club/genero-y-diversidad/) y que buscan continúe construyéndose en forma colectiva.

 

Proyecto Mujeres en las organizaciones

Casi un 49% de los puestos jerárquicos de las organizaciones están ocupados por varones, un 25% por mujeres y el 19% por mujeres y varones. Para el 35% de las mujeres, las políticas de diversidad y género no existen y si bien casi un 60% aseguró no haber tenido obstáculos en su trayectoria laboral, más de un 30% dijo haberlos tenido. Los obstáculos más destacados son la falta de tiempo debido a tareas familiares y la falta de oportunidades (32%), mientras que para el 24% es por discriminación de cualquier tipo. Más del 65% consideró que existe desigualdad de género.

Estos números son parte de una encuesta exploratoria (no representativa) presentada en las Jornadas, en el marco de un proyecto de investigación sobre las trayectorias de las mujeres en las organizaciones que está en curso y que llevan adelante las investigadoras docentes Natalia González, Victoria González, Andrea Pinzón y Paola Álvarez Martínez. Este equipo también llevó adelante el Ciclo de encuentros Mujeres en las organizaciones, que realizaron junto al Instituto de Educación y Conocimiento de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego. 

Natalia González, actual secretaria académica de la Universidad, destacó que se trata de un equipo con formaciones diversas como la administración, la sociología, la ingeniería y la economía y aclaró el objetivo que se proponen con ambas iniciativas: “Si bien buscamos visibilizar las voces de las mujeres en el Ciclo y trabajar las trayectorias en el proyecto de investigación, no perdemos de vista el impacto que puede tener esto en la mirada organizacional. La dimensión de género es transversal al trabajo que se realiza en cada una de las organizaciones. Nos interesa ver cómo aparece y cómo impacta en la organización”.

Tras mostrar el estado de situación de lo que vienen trabajando, las investigadoras plantearon una serie de “expectativas para mañana”. Una de ellas es que las mujeres y cuerpos feminizados puedan participar en las organizaciones realizando trabajos que no tengan que ver exactamente con el cuidado o con el trabajo doméstico. “Encontramos experiencias donde mujeres con puestos altos finalmente son las que alcanzan el café a las mesas de reuniones”, advirtió Natalia González.

Pensar en estructuras organizacionales no generizadas, derribar mitos en torno a ciertas actividades que pueden llevar adelante mujeres o cuerpos feminizados (“aún hoy estudiantes vienen a consultar si pueden inscribirse a una carrera vinculada a la ingeniería”, cuenta), ver cuáles son los valores que sustenta una organización más allá de lo que dice o declare, son otras expectativas, así como posibilitar procesos de aprendizaje organizacional, donde las mujeres puedan crear programas de apoyo, redes y mentoreo para facilitar el acceso de mujeres pares a puestos jerárquicos. Una idea similar al trabajo que viene desarrollando Laura Busnelli. 

“Apuntamos a que las expectativas para mañana sean, no solo que las mujeres tengan el mismo acceso y oportunidades laborales, sino que tengamos organizaciones constituidas para que todos y todas puedan acceder en las mismas condiciones y que la dimensión de género o la orientación sexual elegida no sea un elemento a observar para el acceso, permanencia y el desarrollo de la carrera”, expresó.

 

Sobre las Jornadas

Las IV Jornadas de Ciencias de la Gestión, en las que se debatió sobre distintos temas además de los vinculados a géneros y diversidad, superaron las expectativas del equipo organizador, dada la importante cantidad de participantes en cada una de las conferencias y debates virtuales. Las distintas mesas sobre género fueron moderadas por Javier Cantero, Cecilia Chosco Díaz, Ruth Alarcón, Florencia Maldonado y Laura Cardozo. 

Analía Fasoletti

 

 

07/07/21