REEDICIONES.
La política, las palabras y la plaza. José Pablo Martín y Gisela Suazo (compiladores). Ediciones UNGS y Editorial La Hendija. Colección Del Estante. Paraná, 2016.
Qué es este raro libro con ocho grandes artículos que tan rápido parecen convergir como escapar de su ilusorio punto común? Todos comparten la nota del que filosofa en torno a la política dejando emerger los acontecimientos del presente que inspiran la reflexión. José Pablo Martín deja una pieza fundamental del antiguo y arriesgado género comparativo: Aristóteles y Marx pensando y enjuiciando a la clase media. Veinticinco siglos separan la Política y el 18 Brumario.
Pero Martín dirige su interés a las movilizaciones de fin de 2001, donde se puso en juego el debate sobre la clase media. El ojo filosófico de Martín salta tres épocas a las que de buena gana declararíamos incompatibles, para obtener la idea de que todo problema portador de una autenticidad desafiante sigue rehaciendo su misterio a lo largo del tiempo, cada vez de manera diversa. Martín sigue con su dúctil cavilación este enorme arco genealógico, mostrando que cada momento histórico tiene la fecunda dádiva de volcar su lenguaje a los momentos que siguen.
Dina Picotti revisa la reflexión heideggeriana sobre el “otro comienzo del pensar”, y su “traslado del investigador al lugar del acontecimiento”, lo que la acerca a problemas como el de las papeleras o el zapatismo. Lucas Álvarez ofrece un atractivo hilván entre el Cratilo, con su célebre debate sobre el lenguaje, y el sonido de las cacerolas y su “poder significante”. Carlos Belvedere analiza lo indecible de la ruptura del totalismo literal de la “insituable” consigna mayor de diciembre de 2001 describiendo una totalidad que se desperdiga y recompone. Eduardo Rinesi se pregunta si a El Mercader de Venecia hay que llamarla comedia o tragedia, y quiénes son sus ganadores y sus perdedores. Gabriela Domecq interpreta el Contrato social oponiendo las ideas de “amor a sí mismo” y “amor propio”.
Por su parte,Gisela Suazo sigue, con gran conocimiento y hondo juego expositivo, “la experiencia sin concepto del contenido más profundo del lenguaje” en Emmanuel Levinas, destacando la función kerigmática (proclamativa, efectuada como anunciación) que en Levinas alienta la donación del lenguaje. No sin que emerja una contradicción en el seno de la responsabilidad ética: un tercero desafia la proximidad y la encarna, el rostro del prójimo es al mismo tiempo lo visible y lo invisible. Si seguimos con la debida atencion esta profunda exposición, hay en el Levinas de Suaso una evidente cercania con el pensamiento sobre el “quiasma” en la obra de Maurice Merleau-Ponty.
Estos ocho trabajos sobre una actualidad ya “inactual”, tan diferentes entre sí, contribuyen a una representación general del modo en que los grandes momentos, autores y problemas de los escritos clásicos son portadores de la callada semilla argumental con que acuden a nosotros los acontecimientos decisivos de la actualidad. Todos tienen una lente que otorga una mayor o menor proximidad entre esos nombres más encumbrados y los eventos tormentosos del presente.
Horacio González