En un emotivo acto signado por reiteradas expresiones en defensa de la universidad pública, Gabriela Diker y Pablo Bonaldi asumieron su segundo mandato como rectora y vicerrector de la UNGS, por el período que se extenderá de 2018 a 2022. También asumieron sus nuevas funciones la decana del Instituto de Ciencias Patricia Dip, el decano del Instituto de Industria Néstor Braidot, la decana del Instituto del Conurbano Andrea Catenazzi y la decana del Instituto del Desarrollo Humano Flavia Terigi, así como lxs representantes de los distintos claustros en el Consejo Superior y los Consejos de Institutos.

El evento, desarrollado en el Auditorio “José Pablo Martín” de la Universidad, contó con la presencia de rectoras y rectores de otras universidades nacionales, funcionarixs municipales, referentes de organizaciones sociales, sindicales y educativas y miembros de la comunidad universitaria y de la comunidad local en general. La ceremonia de asunción tuvo el valor adicional de ser la primera que se lleva adelante tras la reciente reforma del Estatuto de la Universidad, que entre otras cosas incorporó la elección directa de las autoridades, además de una nueva composición de los órganos colegiados de gobierno de la Universidad y de sus Institutos.

En una breve alocución inaugural, la rectora indicó que el acto se proponía recuperar y valorar la palabra en medio de la devaluación y el maltrato a los que viene siendo sometida en este tiempo, y, en efecto, fueron muchas las palabras que pudieron escucharse a lo largo de las tres horas que duró la ceremonia. “Alteramos un poco los protocolos” –destacó la rectora– “para convertir este acto en un acto en defensa de la Universidad pública”. Y enseguida subrayó: “Defender la Universidad pública no es defendernos los universitarios y las universitarias, sino defender la función que estamos llamados a cumplir.”

“No queremos resistir ni retroceder” –enfatizó Diker–: “Queremos insistir en hacer una Universidad cada vez más pública, más abierta, produciendo más conocimiento y brindando más formación”. La rectora subrayó que esos principios, “que seguiremos defendiendo”, dijo, “no son otros que los principios fundacionales de la Universidad, que han sido encarnados y sostenidos a lo largo de su historia por todos sus rectores”. Diker recordó al rector organizador Roberto Domecq, pidió que se diera lectura a un breve saludo enviado para la ocasión por el ex rector Silvio Feldman e invitó a decir unas palabras a sus colegas José Luis Coraggio y Eduardo Rinesi.

Coraggio, primer rector electo de la UNGS, comparó el momento de nacimiento de la UNGS con la coyuntura actual, subrayó que la lucha de hoy no es sólo por los recursos sino por el reconocimiento de la sociedad y enfatizó que, por ese motivo, la confrontación “no puede ser corporativa”. Rinesi, quien sucedió a Feldman en el rectorado, celebró la decisión de situar el acto bajo el doble auspicio del recuerdo de los veinticinco años de vida de la Universidad y del centenario de la Reforma Universitaria: “La Reforma sigue hablando al corazón de nuestro presente educativo, social y político”, sostuvo.

El encuentro contó con la participación y la palabra de cuatro invitados especiales: Dora Barrancos, socióloga, investigadora del Conicet y pionera en el estudio del feminismo; Pablo Llonto, periodista y abogado especialista en derechos humanos; Eduardo Caprarulo, docente, secretario general de Suteba y de la CTA regional General Sarmiento, y Diego Hurtado, físico e historiador de la ciencia. Todxs ellxs son referentes fundamentales en temas o problemas que la UNGS adoptó como ejes decisivos de su tarea académica y de intervención política y social, y todos ellxs, como fue reiteradamente señalado, buenxs amigxs de la casa.

“Es un honor enorme conmemorar 25 años de tanta dignidad. Es excepcional confrontar los orígenes de esta casa que nació popular, plebeya, en andurriales, siempre tan convencida en el mandato de elevar la condición humana a través del conocimiento”, sostuvo Barrancos. Y agregó: “Es emocionante lo que esta casa ha venido haciendo en temas de género, en la formación que ofrece, que permite que las mujeres de la comunidad se potencien. Potencia es lo que nos da esta casa, potencia necesitamos para terminar con este episodio brutalmente aciago en el que nos encontramos, donde derrapa el estado de derecho, potencia para conseguir días mejores”.

En su intervención, Llonto destacó el compromiso de la UNGS con la problemática de los Derechos Humanos y Diego Hurtado explicó por qué está condenado al fracaso lo que caracterizó como “el diminuto proyecto anti-científico de la derecha argentina”. A su turno, Eduardo Caprarulo recogió un tópico que recorrió el espíritu de todo el encuentro al manifestar el repudio y el reclamo de justicia por la reciente explosión en la Escuela Nº 49 de Moreno, que causó la muerte de una trabajadora y un trabajador de la educación y puso en evidencia la grave situación de infraestructura de las escuelas públicas bonaerenses.

Tras las exposiciones de lxs cuatro invitadxs, las tres decanas y el decano entrantes se refirieron al aporte específico de cada uno de los Institutos al cumplimiento la función social y académica de la Universidad. Enseguida, el vicerrector Pablo Bonaldi se refirió a la crisis que atraviesa el sistema, destacando que el desfinanciamiento y el recorte presupuestario a las universidades no es ni solo ni principalmente un hecho económico, sino parte de una política que busca por distintos medios desacreditar a las casas de estudios nacionales. “No hay en la Argentina sistema de ciencia y técnica posible si no se valora a las universidades públicas”, expresó.

El cierre del acto estuvo a cargo de la rectora Diker, quien hizo un recorrido por las principales acciones desarrolladas en la Universidad en los últimos años, enfatizando que, en un contexto de fuertes restricciones, la UNGS había logrado, con esfuerzo y convicción, avanzar en la consolidación de las plantas de trabajadores docentes y no docentes, desplegar nuevas ofertas formativas en diferentes campos, afirmar la presencia en el territorio de sus medios de comunicación, ampliar y diversificar su propuesta cultural y ensanchar las vinculaciones con las organizaciones sociales y con el sector productivo.

En ese sentido, y mirando hacia el futuro, a la tarea a desarrollar en los cuatro años por venir, Diker sostuvo: “Nos proponemos, como lo hicimos los últimos cuatro años, persistir en el sostenimiento de los principios y de las orientaciones que nos hemos dado colectivamente en la UNGS, trabajando para la construcción de una universidad cada vez más sólida, más seria, más visible, más pública, más democrática y más capaz de contribuir a la construcción de una sociedad cada vez más igualitaria”.

Diker terminó aludiendo a la fuerte campaña de desprestigio hacia las universidades, y comentó la reciente declaración de la gobernadora María Eugenia Vidal de que “nadie que nace en la pobreza llega a la Universidad”. Tratando de explicar por qué esa frase conmovió tanto a la comunidad de la UNGS, la rectora indicó que “Esta universidad discute a través de la investigación las políticas que producen a esos nadies, e interrumpe a través de la formación los destinos que esas mismas políticas determinan. En esta universidad los nadies tienen nombre, cara, historia, derechos.” Y remató: “Por y para los nadies, defendamos la universidad pública”.

Con esas palabras se cerró un acto de honda emotividad y fuerte carga política que Graciela Frigerio –especialista en educación y colaboradora de los equipos de la Universidad cuyos pareceres ya han visitado más de una vez las páginas de Noticias UNGS– caracterizó como un raro “momento de comunidad”. “¿Cuándo puede decirse que hay momento de comunidad? Cuando los que están se tienen confianza recíproca… cuando la sinceridad vibra en cada compromiso enunciado, en cada emoción a medias retenida, puesta al servicio de volver inteligible lo que ocurre”. A veces la expresión “comunidad universitaria” es más que una fórmula más o menos consagrada.

Brenda Liener