BIBLIOTECAS.

 

En su libro El sentido de la lectura, Ángela Pradelli se pregunta: “¿Es exagerado pensar que nuestras vidas dependen en alguna medida de nuestras lecturas?, ¿que el destino de nuestras horas está ligado a los textos que fueron conformando en nosotros una visión del mundo? Si no leemos, ¿cómo vamos a descifrarnos, a saber de nosotros, a comprendernos?”. La Unidad de Biblioteca y Documentación de la UNGS, que desde el 22 de julio pasado está celebrando una nueva edición del Encuentro de Bibliotecas del Noroeste del Conurbano Bonaerense, tomó en préstamo el título del libro de Pradelli para resignificar la vigésima edición de esta cita.

 

Nacido bajo los pesares nacionales del 2001, el ya muy instalado Encuentro de Bibliotecas del Noroeste del Conurbano Bonaerense no hizo, desde entonces, más que crecer. “Por aquel entonces, el rol de las bibliotecas se transformó. Fueron espacios en los cuales no solo se sostuvo la promoción de la lectura: también los vecinos se acercaron para aprender un oficio, para organizar clubes de truque que ayudaran a la supervivencia… Ese 2001 puso a la biblioteca de la UNGS a mirar el territorio para conocer qué necesitaba y a mirarse a sí misma como una biblioteca más, sin conformarse con la clasificación de biblioteca universitaria”, cuenta María Eugenia Leiva, directora general de la Unidad de Biblioteca y Documentación (UByD) de la Universidad, y nos recuerda algunas características propias del perfil que ha forjado la UNGS: ir a donde está el otro, no sólo hacia sus estudiantes, sino hacia toda la comunidad. “Comenzó como una interpelación que le hace la Universidad a su propia biblioteca. ¿Qué quiere ser? Y entonces apareció una biblioteca vinculada al territorio, cercana a la comunidad para aprender de ella y viceversa”.

Dueña de una lógica de funcionamiento propia de la economía solidaria, la UByD se animó a pensarse como una institución que invirtiera todo su capital humano, bibliográfico y técnico en los ciudadanos vecinos, si lo que había a futuro era una construcción de tejido social. Es decir, comprendió a las bibliotecas de la región como protagonistas de un proceso de democratización de las palabras, más allá de la tipología que permitía identificar el papel que cada una representaba: pública, escolar, popular, universitaria… “Ese es el sello de origen de los encuentros”, dice Leiva, y no olvida que la precedieron tres directoras sosteniendo el eje de “hacer con otros; una biblioteca de modelo circulante, que valora a sus organizaciones colegas cualquiera sea el modelo de gestión que cada una de ellas lleva adelante, porque todas enriquecen el territorio”. Para Paola Miceli, secretaria de Investigación de la UNGS, “los Encuentros siempre se propusieron como espacios de intercambio con bibliotecas de la zona y con la comunidad toda con el objetivo de repensar la lectura, el libro y las bibliotecas en su dimensión política, como la actividad que nos permite transformar el mundo. Es en ese sentido que creo que hace veinte años que la UByD hace política al acercar la lectura y los libros a todxs lxs actorxs de nuestro territorio”.

Han pasado por la programación de los encuentros anuales figuras más que representativas del quehacer con los libros, como Susana Fiorito, fundadora y directora de la Biblioteca Popular Bella Vista, de Córdoba, María Teresa Carbano, presidenta de la Fundación El Libro, las escritoras María Teresa Andruetto y Ángela Pradelli, el crítico literario y escritor Noé Jitrik y Leandro De Sagastizábal, presidente de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares. Y cuatrocientos profesionales (que representan un promedio de 150 bibliotecas desde el inicio), se han encontrado año tras año para capacitarse, tejer alianzas de trabajo, generar proyectos conjuntos, contar qué actividades los caracterizan y cuáles son sus desafíos y fortalezas.

 

Acompañar las necesidades de la comunidad

La edición 2020 del encuentro empezó a definirse en abril, luego del decreto presidencial que determinaría un aislamiento social preventivo y obligatorio en todo el territorio argentino. La pregunta sobre el destino de la reunión anual de los bibliotecarios se izó como bandera desde las profundidades del conurbano: ¿qué hacemos? La pregunta llegaba desde los cuatro puntos cardinales, porque nadie que hubiera participado antes quería perder la posibilidad de encontrarse con sus pares.

Apoyándose en los 20 años recorridos, la UByD se fortaleció para la planificación del nuevo encuentro sabiendo que le pertenece a la comunidad, que fueron los profesionales de las bibliotecas de la zona quienes tomaron el campus universitario como propio para darse cita y reunirse, para aprender y enseñar. “El encuentro era de ellos, no era nuestro… entonces sí estaba nuestra responsabilidad de acompañar las necesidades de la comunidad y salir a buscar lo que querían y necesitaban. Si en 2001 entendimos que el encuentro era la balsa que nos permitía llegar al otro lado, en 2020 se convertiría en dos balsas, porque ni siquiera podíamos vernos”.

La gran demanda de talleres para este año, que responde a necesidades específicas de profesionalización definida por los mismos participantes, encontró en la herramienta webinar otra forma de acceso. Para producirlos, la UByD entendió que debían ser breves, cuidando que los distintos tipos de público se sintieran invitados y contenidos, y que los disertantes, talleristas y conferencistas pudieran ofrecer, además del conocimiento preciso por el cual eran invitados, esa calidad humana y empática que el evento construyó sobre sí mismo durante tantos años. “Doblamos la apuesta, dice Leiva, acercando gente que además pueda servir de bálsamo en este contexto; asegurando detrás de la pantalla la calidez que garantizamos en los encuentros personales. Porque el  auditorio es parte de su vivencia profesional. Entonces esa calidez debía trasladarse al webinar, tenía que proponer el encuentro con el otro”.

 

En vivo y en diferido

A través de herramientas tecnológicas y de calidad, se pudo reinventar el auditorio José Pablo Martín para recibir a cuantas personas quisieran participar. Y el conurbano explotó, se transformó en el escenario al cual pudieron llegar aquellos que antes no lo habían hecho. Tan sólo el 17% de los participantes actuales son los tradicionales; el resto se presenta por primera vez. El cronograma de actividades comenzó con el webinar “¿Por qué implementar clubes de lectura virtuales en la Biblioteca Universitaria?”, una video actividad a cargo de María Antonia Moreno Mulas, bibliotecaria y especialista en promoción de la lectura de la Universidad de Salamanca, España. Tiene más de 1300 vistas en youtube, ansiosas de acercarse a la experiencia que insiste en la construcción de un grupo de lectores como el centro de una propuesta de lecturas, que abra el juego a autores y obras y que no necesariamente sea multitudinario.

Continuó con el conversatorio “La voz de la región” entre Eugenia Leiva y María Héguiz, esta última presidenta de la Escuela de lectores y narradores sociales de la organización Argentina Narrada. Ya participaron más de 400 visitantes, entre los que se encuentran la Biblioteca Fundación Suzuki, de San Miguel, y la Biblioteca Historiador Munzón de Bella Vista, entre otros. Héguiz hizo hincapié en el concepto de biblioteca como una comunidad viviente.

Ya durante el mes de agosto, “La biblioteca integrada en la enseñanza universitaria online” a cargo del español José Antonio Gómez Hernández, profesor de Biblioteconomía y Docor en Filosofía Pura, presentó, para las 770 personas que se dieron cita en el vivo y en el diferido, herramientas y estrategias para incorporar a las aulas virtuales de nuestras universidades los recursos de sus propias bibliotecas. Las semanas próximas traerán la voz de Lúcia da Silveira, bibliotecaria coordinadora del Portal de Revistas de la Universidad Federal de Santa Catarina, Brasil, con la propuesta “Portal de periódicos en América Latina: buenas prácticas y oportunidades” el próximo 26 de agosto, a las 11 de la mañana. Y a Julio Alonso Arévalo, responsable de la Biblioteca de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca y editor del repositorio E-LIS, el 24 de septiembre, también a las 11 hs. Se puede consultar la programación completa en la página web de la Universidad.

 

Crecer en direcciones inesperadas

Hacerlo posible, con la calidad tecnológica que requiere, es mérito de la Dirección General de Sistemas y Tecnologías de Información de la UNGS, que aporta sus capacidades para que el encuentro se extienda en todas direcciones. Y además, para trabajar con equipo ampliado, este año se sumó a la organización la Biblioteca de la Universidad Nacional de Quilmes, que aporta su expertise digital y profesional. De la mano de Guillermo Menegaz, director general de la Biblioteca de la UNQ, la UByD redimensionó la programación e hizo una apuesta sin precedentes, convocando a disertantes del exterior. Menegaz confiaba en que este aniversario marcaba el momento para dar el salto, y tanto la virtualidad como la distancia se transformaron en aliadas para lograrlo. En palabras de Leiva, “dos equipos completos acompañando el diseño de cada una de las jornadas”.

“El sentido de la lectura”, lema del encuentro, viene a contextualizar veinte años de recorrido por los sentidos de la palabra lectura. A veces como provocación (La lectura como desacato, 2019), otras como puente (Ser o no ser en los tiempos del Quijote, 2016), el lema evoca una búsqueda que se reinicia con cada edición del encuentro. Nadie se queda quieto entre quienes forman parte de la UByD, nadie se detiene los minutos suficientes como para no ser reabsorbido por la intensidad de las actividades. “Hay algo que no querría dejar de resaltar: cada uno de estos Encuentros es vivido como una fiesta no solo por la comunidad y por lxs bibliotecarixs, sino también por el propio equipo de la UByD, que se desafía año a año a plantear temas más complejos y polémicos, a repensar espacios de capacitación e impulsar nuevos retos”, subraya con orgullo Paola Miceli. 

Casi sin darse cuenta, la UByD multiplicó por cuatro la cantidad de participantes en estos encuentros. Veinte años después del primer desafío, de las primeras preguntas lanzadas al territorio, el paso a una completa virtualidad habilitó la presencia de visitantes de Puerto Madryn, Chaco, Mendoza, Entre Ríos, Colombia, Venezuela, Madrid, Perú, Panamá… Se abrieron las puertas del noroeste del conurbano bonaerense para que sus habitantes se transformen en anfitriones de los bibliotecarios del mundo. “Hoy nace una red iberoamericana de bibliotecas”, augura Eugenia Leiva, “para seguir pensando una institución, para apostar a la reciprocidad de la confianza, para construir con otros el bien común”.

Tamara Pachado