PUBLICACIONES.
Orugas y mariposas: secreto y denuncia en los existencialistas argentinos.
José Fraguas. Ediciones UNGS. Colección Humanidades. Los Polvorines, 2017.
José Fraguas nos presenta cuatro grandes pensadores argentinos del siglo XX: Carlos Astrada, Luis Juan Guerrero, Oscar Massota y Carlos Correas. En distintos tramos de sus intensas vidas intelectuales, formaron parte del llamado movimiento “existencialista” local, entre las décadas del treinta y del sesenta. Fraguas tiene la virtud de introducirnos, con erudición y amenidad, en este período, uno de los más creativos y potentes que conoció la cultura intelectual argentina. Si la presencia tutelar de Heidegger explica buena parte de los esfuerzos de fundamentación ontológica en Astrada y Guerrero –que, tras haber culminado sus formaciones académicas en Alemania, retornaron para seguir rumbos propios–, en los nombres de Massota y Correas se da cita un Sartre leído más en clave literaria y política. Aquí el primer peronismo no sólo define el contexto de época, sino que abre un horizonte de problemas y reclama nuevos modos de la crítica.
Fraguas cuestiona el tópico narrativo que adjudica al pensamiento argentino una división inconciliable entre filosofía académica y ensayo de intervención. Según este relato, la primera supo acreditar un refinado saber eurocéntrico, pero por lo mismo careció de impacto en la realidad circundante y no pudo dar cuenta del drama nacional, y dejó este compromiso con la condición argentina en manos de una ensayística institucionalmente marginal, cimentada en la textualidad coyuntural y la actitud denuncialista. Fraguas traza un panorama con mayores matices. Muestra cómo los existencialistas argentinos gozaron de la capacidad inusitada de articular, en distintos grados y estilos, la fuerza ética del ensayo social con la preparación filosófica y filológica universitaria. Al hibridar discurso occidental y literatura periférica, originaron un universalismo situado, donde teoría y retórica, concepto y prosa, reflexión y poética, tramaban apasionadamente la misma experiencia cognoscitiva.
Otro mérito de Fraguas es su reconstrucción de las remisiones entre estética y política. La proyección comunitaria del mito gauchesco en Astrada, la belleza anticipatoria de un mundo auténtico en Guerrero, la totalización de vida, arte, política y economía en Masotta y la densidad corporal de una literatura sin concesiones morales ni ideológicas en Correas revelan una comprensión del acontecer estético como dimensión constitutiva de la actividad humana misma y un interés radical en su promoción como forma de autonomía individual y colectiva. Este vasto mural homologa en la filosofía la tesis de Borges sobre las “consecuencias afortunadas” del uso irreverente de los temas europeos en los escritores argentinos. Al apropiarse del existencialismo, estos cuatro grandes intelectuales argentinos revisitados aquí por José Fraguas lo reinventaron como cifra utópica o promesa de liberación.
Gerardo Oviedo