EDITORIAL.
Comienza un nuevo año lectivo en la Universidad, y eso siempre es motivo de renovadas expectativas y esperanzas. Es mucho y muy importante lo que hay por hacer este año en la UNGS, que es una institución académica activa, en constante revisión y en pleno crecimiento, y donde nos esperan una serie de retos muy estimulantes. Al mismo tiempo, no es sin serios motivos de preocupación que nos planteamos hoy los modos de encarar estos desafíos. Un nuevo gobierno ha iniciado su jornada en el país, y la orientación de sus primeras definiciones nos lleva a pensar que es más que eso, que es un nuevo ciclo político, de características posiblemente muy distintas e incluso en muchos puntos contrapuestas al inmediatamente previo, el que, por imperio del voto popular, se ha iniciado.
Tal vez sea aún muy pronto para adivinar la orientación que vayan a asumir a partir de ahora las políticas nacionales en general, y las universitarias en particular, pero en cualquier caso un conjunto contundente de señales sobre el ánimo que inspira el sentido general de la acción del nuevo equipo de gobierno nos impide estar tranquilos respecto a lo que podemos esperar. Nos alarman, en efecto, y nos obligan a expresar nuestra más enérgica reprobación, las evidencias de un trato muy poco respetuoso de la ley, la división de poderes y la voz de la Justicia, de una indiferencia ante la suerte de miles y miles de personas despojadas de la noche a la mañana de sus fuentes de trabajo y de sustento y de un abuso de los recursos represivos que hacía tiempo no veíamos aplicarse como en estas últimas semanas.
Frente a estos y otros motivos de inquietud, es más que nunca necesario, en la UNGS, insistir en el compromiso con un conjunto de designios que toda la comunidad universitaria ha abrazado hace tiempo como irrenunciables: el de asegurar el derecho a la educación, el de producir conocimientos valiosos para el abordaje de los problemas del territorio, el de contribuir con el desarrollo social, productivo y cultural de la región y del país a través de la formación, la investigación y las acciones con la sociedad, el de asegurar mecanismos y espacios cada vez más democráticos de discusión y decisión, el de participar de los grandes debates nacionales, el de velar por el cumplimiento de las condiciones de trabajo del personal docente y no docente en los términos previstos en los correspondientes convenios laborales.
Este breve inventario de propósitos resume el expuesto por la rectora Gabriela Diker en su presentación del Plan Anual de Actividades 2016 aprobado por el Consejo Superior de la UNGS a fin del año pasado, que detalla después un ambicioso plan de despliegue de la oferta formativa de la Universidad, de desarrollo de su infraestructura y de avance en un conjunto importante de procesos actualmente en marcha. Esta idea de marcha, de movimiento, de crecimiento que no puede ni debe detenerse, y la idea, ya señalada, de insistencia, de perseverancia en un espíritu democrático que tampoco puede renunciar a seguir afirmándose como horizonte y sentido de la acción de la Universidad, resumen el espíritu de lo que a lo largo de este año estamos seguros de que vamos a poder seguir informando en las páginas de
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