HORACIO GONZÁLEZ (1944-2021). POR MARÍA EUGENIA LEIVA.

 

¿Desde qué lugar, cómo despedir a uno de los referentes intelectuales más importantes de nuestro país? Algunos se ocuparán de su obra, potente, prolífera, de lectura obligada. De su paso por las aulas, de su compromiso político. Nosotros elegimos recordar a Horacio González desde la dimensión de lo humano, recordar su humildad para conversar desde un lugar de igualdad, su generosidad siempre entusiasta y su disposición a acompañar nuevos proyectos.

Su paso por la Biblioteca de la UNGS tiene esa impronta. 

Como director de la Biblioteca Nacional sostuvo una gestión abierta, cordial y comprometida. Convirtió a esa institución, emblemática y significativa para nuestro país (y que en 2012, durante su gestión y por iniciativa suya, recibió el nombre de Biblioteca Nacional Mariano Moreno, de acuerdo a lo que establece la Ley 26.807), en un lugar de referencia tanto en lo bibliotecológico como en lo cultural. La puso al servicio del desarrollo de otras tantas bibliotecas.

Con absoluta simpleza, lejos de las trabas burocráticas, acompañó entusiasmado la creación del Museo de la Lengua emplazado en la Biblioteca de la UNGS, bajo la dirección de Laura Kornfeld. Se trata de un proyecto conveniado con la Biblioteca Nacional, de la mano de Pía López, entonces directora del Museo del Libro y de la Lengua de esa Biblioteca. En ese mismo año, de manera simultánea, la UByD estaba dándole forma a la Foto Galería, junto a la investigadora docente Alejandra Torres. Hemos visitado ambos espacios de la Biblioteca Nacional, caminando por sus pasillos y escuchábamos, no sin asombrarnos por la generosidad con la que lo decían: miren, vean lo que les interesa para la Universidad, lo podemos adaptar. Me parecía mágico poder pensar sin límites y compartir los proyectos de la Biblioteca Nacional. Tener en simultáneo para nuestra región muestras maravillosas que nos permitirían abrir un diálogo en nuestra comunidad, contar con disparadores para generar contenido, provocar, pensar nuestra realidad, pensarnos. 

De manera generosa y desinteresada, Horacio acompañó y promovió nuestros queridos Encuentros de Biblioteca del Noreste del Conurbano Bonaerense. Convocante como pocos, fue el orador de lujo en 2010 para cientos de colegas en el conurbano. En aquel Encuentro nos maravilló y sorprendió en la conferencia inaugural. Horacio hizo referencia a un texto de Mariano Moreno en La Gaceta: “si una biblioteca no sirve para la emancipación de los pueblos, mejor es que arda como la Biblioteca de Alejandría”. En aquel Encuentro nos instaba, a quienes estamos al frente de las bibliotecas o trabajamos en ellas, a reflexionar sobre el rol que estas cumplen en la sociedad y sobre nuestra responsabilidad o compromiso.

En esta línea, en su preocupación por la biblioteca como institución que simboliza la cultura, en una de las últimas entrevistas realizada por el Diario de la Peste de la Biblioteca Nacional, en relación al contexto de pandemia, Horacio se preguntaba: “¿Cuál será el rol de las bibliotecas?” En esa pregunta, decía, se juega también el sentido mismo de su existencia. “Tienen que cumplir un papel basado en la preservación de las condiciones de lectura, pues son también parte de las condiciones de la libertad de lectura”.

Nos quedamos con esta reflexión, que nos invita a pensar en soluciones que tengan de la mano una intervención con un compromiso genuino. Tomamos su invitación a seguir pensando.

 

 

07/07/21