COLECCIÓN TEXTOS BASICOS.

 

Las prácticas de lectura y escritura en la comunidad académica.
Elena Valente y Mónica García.
Ediciones UNGS. Colección Textos Básicos. Los Polvorines, 2018.

 

Desde su título, Las prácticas de lectura y escritura en la comunidad académica, publicado por el sello editorial de la UNGS en su colección “Textos básicos”, define una perspectiva de abordaje de la lectura y la escritura que promueve la reflexión crítica sobre la discursividad y sobre las demandas que la universidad plantea a los estudiantes que ingresan en ella. Como muchos autores lo han señalado, ya Aristóteles distinguía dos sentidos de la palabra “práctica”. Por una parte, una práctica implica la producción o la creación de algo: la interpretación de una obra o la producción de un escrito, en este caso. Una persona con “habilidades prácticas”, por ejemplo, es una persona que se sirve eficazmente de los recursos que posee para lograr sus objetivos. Se trata de alguien que lleva a cabo la actividad reflexiva que planificadamente busca obtener como resultado un producto, utilizando las herramientas adecuadas. Elena Valente y Mónica García estimulan este proceso reflexivo y proveen como instrumentos conceptos y criterios junto a consignas de trabajo para orientar la producción de escritos y la lectura crítica. En un segundo sentido, una práctica es una “praxis” en la que es el sujeto mismo el que se “transforma”, se interroga sobre su trabajo, ajusta sus representaciones de la tarea y del destinatario de su producción, toma decisiones, las evalúa y las revisa con otros compañeros o con sus profesores. En este libro, las prácticas de lectura y escritura destinadas a los ingresantes acompañan esa “praxis” en la que los jóvenes buscan “transformarse” en estudiantes universitarios y construir su propia voz para participar activamente en la institución.

La otra clave del título que anticipa la perspectiva desde la que el libro aborda la lectura y la escritura es la operación por la cual sitúa esas prácticas: la comunidad académica, que se concibe como una comunidad discursiva. Las distintas comunidades discursivas van configurando modos de leer o de escribir que consideran adecuados para sus fines. La comunidad periodística o la administrativa elaboran u optan por estilos, variedades, géneros y registros que responden a su inscripción social y a la finalidad que atribuyen a sus prácticas discursivas. Tal como se explica en el libro de Valente y García, esos modos de leer o de escribir no son universales sino que varían históricamente. Así, no se concibe a la lectura o a la escritura como prácticas regidas por reglas universales, sino que se estimula el conocimiento y la valoración de las formas dominantes en su contexto. Desde ese marco, la obra que comentamos propone una reflexión sobre las prácticas propias de la comunidad académica actual. Cada capítulo parte de un eje que busca dar a conocer las formas que adopta la discursividad en ese ámbito y las actividades que suelen demandarse a los estudiantes: los géneros discursivos que se emplean, las formas que adopta la argumentación o la explicación, la interacción de voces en los escritos y su interpretación, la revisión de los escritos, la búsqueda de información, entre otros. La presencia de las nociones teóricas orienta la reflexión sobre la práctica y, a la vez, responde al modo en que se estudia y se producen conocimientos en la comunidad académica.

 

María Cecilia Pereira