XV ENCUENTRO DE BIBLIOTECAS DEL NOROESTE DEL CONURBANO BONAERENSE.

 

Con una concurrida participación, se llevó a cabo el encuentro de bibliotecas organizado anualmente por la Universidad, el cual se ha convertido en una saludablemente repetida ocasión de intercambios y reflexiones sobre la labor de estos centros fundamentales de resguardo del patrimonio cultural del pueblo y de promoción de la lectura que son las bibliotecas. La escritora María Teresa Andruetto brindó la conferencia inaugural.

 

En el Multiespacio Cultural de la Universidad se llevó a cabo el XV Encuentro de Bibliotecas del Noroeste del Conurbano Bonaerense organizado por la UNGS, que reunió a más de 150 bibliotecarios y referentes de bibliotecas del Gran Buenos Aires. La apertura estuvo a cargo de la directora de la Unidad de Biblioteca y Documentación María Eugenia Leiva, que celebró el recorrido de estos quince años promoviendo “la lectura como camino hacia la libertad y la construcción de un pensamiento crítico”, y del vicerrector Pablo Bonaldi, quien expresó que “por múltiples razones, la biblioteca constituye hoy un agente democratizador del conocimiento, un dispositivo institucional para reducir las desigualdades”.
Durante la jornada se presentó la muestra Leídos de Esteban Feune de Colombi (ver pág. 22), con la presencia del autor y los comentarios de Eduardo Muslip y Laura Kornfeld, investigadores ambos del Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad, y se pudo escuchar al titular de la Sociedad Argentina de Información Raúl Scandar, quien disertó sobre el oficio del bibliotecario. Raúl Zaldo presentó su libro San Miguel del Ayer y algunas de sus pinturas, que retratan lugares históricos de esa ciudad.
Durante el encuentro se desarrollaron también talleres sobre la figura del lector y narrador social, los libros y recursos digitales para construir una biblioteca interactiva y los sistemas de gestión integrada para las bibliotecas. La conferencia inaugural estuvo a cargo de la escritora y docente María Teresa Andruetto, autora de más de 30 libros y ganadora, entre otros, del premio Hans Christian Andersen. En la presentación recorrió las reflexiones planteadas en el artículo de su autoría “Leer, derecho de todos” (publicado en Lectura, otra revolución, por FCE), y sobre ellas conversó con Noticias UNGS.

 

–Usted toma una frase, que se dice comúnmente, para reflexionar sobre el acceso a los libros…
–Sí. Se trata de la expresión “Antes se leía, ahora no”, una frase que refleja un estereotipo de la sociedad que se construye de modo impersonal y se repite al infinito sin pensar demasiado. Es habitual escucharla de personas adultas que, a partir de una construcción ilusoria sobre su propia infancia, viven esa idea romántica de “todo tiempo pasado fue mejor”. Pero más importante aún, se trata de una falacia que deja afuera cuestiones económicas, sociales y de clase sobre quiénes leían antes y quiénes leen hoy, desconociendo que el mundo lector se ha ido ampliando, que ha incorporado a sectores sociales históricamente ajenos a la lectura.

 

–¿Qué acciones contribuyeron a este crecimiento?
–Nada de lo que sucede es espontáneo. Construir lectores es un trabajo y un emergente de algo mayor que se relaciona con la construcción de ciudadanía, con la inclusión, con achicar las desigualdades, con la formación y la socialización de los recursos culturales. Si bien aún la deuda es grande, en los últimos años se ha hecho mucho: la compra de 90 millones de libros de edición nacional para escuelas de todo el país, la extensión de la jornada escolar para destinar más horas a proyectos vinculados con la lectura y la escritura, y el desarrollo de diversos dispositivos de capacitación para los maestros, que concientizan sobre la importancia de la actividad lectora. La escuela cumple un rol clave en la democratización de la lectura. Hay muchos chicos que provienen de hogares donde no se lee, ni hay libros, incluso niños que llegan a la escuela no solo con padres no lectores, sino sin padres, o niños con padre o madre analfabetos. Y ahí están los maestros.

 

–¿Leer nos hace mejores personas?
–La lectura y la escritura enriquecen nuestra subjetividad porque nos incitan a formular preguntas, nos ayudan a pensar y a sentir, nos abren la puerta a otras experiencias, a comprender otras subjetividades. Un libro nos permite convertirnos en ciudadanos más críticos, nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, a la sociedad en que vivimos. Y si somos más críticos y más pensantes, quizás nos pongamos a trabajar por un mundo menos injusto.

 

–¿Y cómo influyen las tecnologías en los hábitos de lectura?
–Son soportes, son instrumentos; el libro también es un instrumento. Uno tendría que poder diferenciar el libro como objeto de la literatura: son cosas diferentes. La literatura se presenta en diversos soportes: Internet, e-books, pdf, papel. Todo puede coexistir. Sería una tontería decir no a la tecnología, porque forma parte de nuestras vidas. El tema central para un lector es cómo seleccionar entre la enorme oferta existente, abundante y compleja. La formación, en la escuela, en la universidad, en la biblioteca, le brinda al lector mecanismos de selección para utilizar en cualquier formato, y no solo aprende qué leer, sino también cómo leer, a quiénes creerles y qué vida quiere para sí y para su sociedad.

 

Brenda Liener