LIBROS, REVISTAS Y OTROS PAPELES.

 

En números anteriores de Noticias UNGS se ha presentado un balance de los resultados sobre el mundo de la industria editorial de la acción conjunta de una coyuntura económica y social especialmente adversa y de un conjunto de políticas públicas en el área (o del desmantelamiento de las que en años anteriores habían podido concebirse, diseñarse y ponerse en marcha) que produjeron como consecuencia un crisis inédita en ese sector, con una brusca caída de la cantidad de libros editados, vendidos y comprados en el país, y que pusieron y siguen manteniendo en muy serios apuros, en combinación con una política para la educación superior particularmente restrictiva, a la actividad editorial específicamente universitaria. En ese contexto, no solo se trata de sostener esta actividad con el empeño y el dinamismo con el que lo viene haciendo el sello editorial de la UNGS, sino también de atender y acompañar las iniciativas legislativas en favor de una transformación progresiva de ese cuadro tan desalentador. De ambas cosas se habla en estas páginas.

 

Leer es un derecho

La idea de que leer no es o no debería ser un privilegio del que pudieran disfrutar apenas los más beneficiados en la distribución general de las riquezas sino un derecho ciudadano universal, que el Estado debería defender (como a todos los derechos) con políticas públicas activas, pudo formularse en la Argentina en años, todavía recientes, de democratización económica, social y cultural, y no puede ni debe ser abandonada. Sin embargo, la fuerte desatención a este problema por parte de las políticas desplegadas durante los últimos cuatro años desde la cima del aparato del Estado viene trayendo como consecuencia la creciente dificultad con la que se encuentran los ciudadanos argentinos para encontrarse con nuevos títulos a precios accesibles, y la fortísima caída de la producción editorial. En este contexto, ha ingresado para su tratamiento en el Parlamento nacional, a partir de una iniciativa del diputado Daniel Filmus, presidente de la Comisión de Cultura de la cámara baja, un proyecto de ley de creación del Instituto Nacional del Libro que ha recogido numerosos apoyos en el mundo editorial local.

En los debates abiertos en dicha Comisión en relación con el proyecto, el titular de la Dirección General Editorial de la UNGS, profesor Darío Stukalsky, expresó su apoyo, el de la Universidad y el del conjunto de los actores de la edición universitaria a ese proyecto, que pone foco –dijo– “en la función social del libro y la lectura”. El mercado, explicó Stukalsky, “produce libros para quien puede pagarlos, y ese criterio no garantiza ni la calidad ni el acceso universal a la lectura, necesario para la formación de sujetos críticos y para la construcción de una ciudadanía plena”. Estos últimos, en cambio, son, expresó el editor de la UNGS, “objetivos irrenunciables de la universidad pública argentina y ejes del trabajo de los editores universitarios del país, trabajo que se expresa en los catálogos, colecciones y producciones bibliodiversas de las editoriales del sistema universitario público argentino”. Stukalsky destacó algo que ya había señalado en las páginas de esta revista en algún número anterior: que los propios datos de la Cámara Argentina del Libro “dan cuenta del cierre de editoriales y de librerías, de una caída estrepitosa en la producción de libros y de una tendencia creciente a la concentración de la oferta en pocas manos y en la región de riqueza también más concentrada del país”.

Contra estas tendencias, dijo Stukalsky, el proyecto tiene en cambio un fuerte carácter federal, que coincide –subrayó– “con lo que en este sentido venimos haciendo las editoriales universitarias, con representación en todas las provincias argentinas, produciendo materiales que reflejan las expresiones culturales y la generación de conocimientos en las distintas regiones del país. Un rol que además se ha complementado con la fundación de librerías universitarias que acercan a sus comunidades las obras de otras provincias o regiones”. Sin embargo –observó Stukalsky–, “son muchas las dificultades que tenemos los editores universitarios (las mismas que tienen los otros actores del campo editorial argentino) para que nuestras producciones encuentren sus públicos lectores y lleguen a los distintos rincones del país.” En ese sentido, el responsable de Ediciones UNGS enfatizó que “la federalización del libro requiere que desde políticas activas se promuevan y se faciliten todas las expresiones regionales, sus modos de ser, circular y acceder en el marco de un sistema nacional de producción y circulación integrado”.

El campo editorial argentino está hoy atravesando una terrible crisis. Estas crisis (la presente no es la primera a lo largo de la historia de nuestro país, aunque su gravedad es particularmente señalable) tienen el resultado ostensible de deteriorar las posibilidades de las grandes mayorías de acceder a este bien fundamental de la cultura que es el libro y a esta actividad fundamental para el ejercicio de la ciudadanía que es la lectura, además de la no menos gravosa de orientar el conjunto de la menguada oferta cultural con que contamos a aquellos productos que reciben los favores del mercado y que por lo tanto “se venden”. Las Universidades, la edición universitaria, tienen un papel fundamental para jugar en esta coyuntura, aunque es evidente que no pueden hacerlo solas, sin el apoyo y el sostén de políticas públicas permanentes y dinámicas orientadas a alentar la producción y circulación del libro argentino y a promover la lectura. Es necesario, en efecto, proteger al libro y a todos los actores que participan en su producción y en su circulación, y por sobre todo es necesario proteger a los lectores. La presente discusión sobre el proyecto de ley de creación del Instituto Nacional del Libro es el inicio de un camino en esta dirección. En esta misma página lo comenta un investigador docente del Instituto del Desarrollo Humano de la UNGS especializado en la problemática de las políticas culturales en general, y de las orientadas al mundo editorial en particular.

 

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Sobre el proyecto de creación del Instituto del Libro Argentino. Por Heber Ostroviesky