LA RADIO DE LA UNGS.

Los cumpleaños funcionan como un involuntario balance y como un espacio amoroso de reconocimiento a aquellos a los que se homenajea. En los balances, por lo general, se hacen listas de los logros y avances alcanzados en el año trascurrido.

No querría sacarle mérito a los avances en la calidad que sigue adquiriendo día a día la radio de la UNGS en su conjunto, ni a la evolución de su posicionamiento en el mapa mediático local, interuniversitario, y en la prensa en general. Tampoco al impulso a su integración en una red de medios locales, con organizaciones sociales del territorio, con colectivos políticos, sociales y culturales. Ni a la profusa incorporación, por vías diversas, de estudiantes de la Licenciatura en Comunicación a su rutina productiva, cosa que en muy pocas radios universitarias ocurre. Ni a su definida línea editorial, a la agenda que propone, a la información que suministra y a la positiva carencia de “opineitors” tan frecuente en los medios actuales. Querría, si se me permite, poner el acento en otro asunto.

El trabajo en la radio se desarrolla de modo colectivo. Lo lleva adelante un equipo. Este es el aspecto el que quiero remarcar en este tercer aniversario. El trabajo en equipo aparece muchas veces como un cliché en el terreno de la política. También, casi siempre a través de la polémica, en el campo del periodismo deportivo. A riesgo de quedar excesivamente bielsista, debo decir que el funcionamiento del equipo “base” de la radio es lo que quiero, en este nuevo cumpleaños, destacar.

Más allá de “las funciones” que cada integrante tiene, todos y cada uno de los operadores, productores y conductores tienen la capacidad de desdoblarse y cumplir distintas funciones sin que se resienta en lo más mínimo el producto final. Como en todo buen equipo, todos son necesarios, y nadie es imprescindible. Esto nos habla, por un lado, de la capacidad, la solidaridad, el deseo, la falta de divismo (que en los medios de comunicación abunda) que tiene este grupo. También de la escucha que el grupo hace de la emisora en su conjunto y de la tarea que desarrolla cada uno.

Esta observación comprometida y las sugerencias que de ella se desprenden, lejos de generar conflictos, constituyen uno de los círculos virtuosos que tiene el grupo. Los oídos atentos a las críticas y sugerencias exceden al equipo que le pone el cuerpo al cotidiano de la radio para extenderse hacia cualquier integrante de nuestra comunidad, e incluso a quienes sugieren desde fuera de la propia comunidad UNGS.

Esta característica, tan poco frecuente en grupos que desarrollan cualquier tipo de tarea, nos habla, por un lado, de la calidad individual y colectiva, pero por otro da cuenta de la claridad de objetivos que tiene la emisora y del método para lograrlo. Son demasiadas las radios que funcionan como una confederación de programas. No es el caso. Punto para la coordinación. La valoración de este aspecto crece aún más cuando el resultado, el producto radiofónico en cuestión, no solo expresa al grupo que lo lleva a cabo sino que tiene la obligación de dar cuenta y ser expresión de una institución.

Pero más allá de lo estrictamente radiofónico, me permito también señalar algunos objetivos en los cuales se produjo un fuerte crecimiento en el último año. En efecto, de modo perfectible y nunca acabado, por un lado la radio se va convirtiendo en otro centro de debate, uno más, dentro de la UNGS. Un lugar donde cada uno de los actores de la Universidad encuentra un espacio de expresión de sus inquietudes, de sus problemas y de sus obsesiones. Y también donde esos discursos pueden enhebrarse con otros, que son los de los distintos actores del territorio de la Universidad: de la geografía y el espacio de intervención que se ha dado ya hace años la UNGS.

Por otro lado, la universidad pública tiene problemas para plantearle a la sociedad y va encontrando en La Uni un nuevo lugar para hacerlo. El lugar de los medios masivos de comunicación donde va logrando insertarse en el mapa de medios que dialogan entre sí y con la comunidad desde ese sitio especifico. En ese sentido, quiero remarcar también el trabajo intelectual colectivo que se lleva adelante en La Uni para cumplir con estas “misiones”, y que ya no tiene que ver exclusivamente con las “técnicas radiofónicas”, sino que implica al mismo tiempo mantener una discusión constante sobre cómo deshacerse de los lugares comunes del periodismo que nos proponen los medios masivos hoy, sobre las agendas y los modos de encararlas.

Para adelante queda el enorme desafío de mantener este amor y ese compromiso con la tarea, de alimentar su crecimiento, asumir nuevas metas sin perder ni un poquitito así lo construido y de estar muy atentos a lo que pasa afuera del Campus de la Universidad, para ver qué “recalculando” haya que asumir.
Felices tres años a La Uni. Felices todos de tener una voz que nos expresa.

Damián Valls (IDH)