TEATRO.

La idea de crear un programa de docencia, investigación y gestión en torno al problema de la formación de nuevos públicos teatrales surgió en las aulas de la Licenciatura en Cultura y Lenguajes Artísticos de la UNGS. Integrado por las estudiantes Agustina Buscemi, Jésica Converti, Alejandra García y Brenda Sánchez y la investigadora docente Sandra Ferreyra, “Marejadas” se dedica a programar y gestionar eventos teatrales que convoquen a la comunidad universitaria y, a través de ella, a la comunidad en su conjunto. La ayuda recibida del Proyecto de Apoyo a las Carreras de Arte “Formarte”, de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación, permitió disfrutar, en el auditorio del Multiespacio Cultural de la Universidad, de una representación de El Bululú, interpretada por Osqui Guzmán, en el marco del 11.° Encuentro Latinoamericano de Teatro y Territorio.

La creación de “Marejadas” nos permitió abordar la formación de nuevos públicos desde una perspectiva teórica y crítica (que profundizaremos en 2016 en el I Coloquio Internacional del Espectador), pero también desde una práctica: desarrollar una idea, diseñar una imagen y vincularse con artistas, productores, trabajadores y, sobre todo, espectadores. En esta primera experiencia imaginamos el vínculo con estos últimos como una invitación. El espectáculo fue programado para ellos, sus familias, sus amigos y vecinos, a partir de los recursos de la Universidad. Invitamos en las aulas, desde la radio, a través de las redes sociales: un auditorio colmado fue la contundente respuesta.
¿Por qué decidimos llevar adelante este proyecto? Porque creemos que las universidades del conurbano bonaerense juegan un rol fundamental en el fortalecimiento del derecho a la cultura como un componente esencial del derecho al desarrollo. Esto se debe, entre otras cosas, a las posibilidades que tienen de fortalecer la participación territorial en el hacer cultural. La formación de nuevos públicos de teatro es una de esas posibilidades que, necesariamente, se traducen en una obligación.
Las repercusiones de la presentación de El Bululú muestran la profundidad que puede adquirir la experiencia del espectador: “el poder que tiene cada uno o cada una de traducir a su manera aquello que él o ella percibe, de ligarlo a la aventura intelectual singular que los vuelve semejantes a cualquier otro aun cuando esa aventura no se parece a ninguna otra”, como escribe Jacques Rancière en El espectador emancipado. Quienes compartimos el espectáculo que brindó Osqui Guzmán en la UNGS no solo disfrutamos de una gran producción artística. Será difícil olvidar el momento único en que el aplauso sostenido tímidamente devino en cantito popular: “olé, olé, olé, olé, Osqui…, Osqui…”.

Marejadas