Historias de una literatura.
Antinomias.
Facundo Nieto (director).
María Elena Fonsalido y Mónica García (coordinadoras).
Ediciones UNGS.
Colección La universidad en la escuela.
Serie Literatura y educación.
Los Polvorines, 2015.

A comienzos de los noventa, antes de la implementación de la reforma educativa impulsada por el menemato, se publica un manual de literatura para la escuela secundaria que fue usado no solo como una herramienta pedagógica sino también como un instrumento de formación de formadores, en especial en las universidades y en los institutos terciarios de nuestro país sin tradición consolidada en el campo de la investigación literaria (recordemos: estamos hablando de un tiempo previo a la eclosión de Internet y, por lo tanto, de otra velocidad en la circulación de la información; estamos hablando también de un espacio signado por la heterogeneidad en los ritmos de apropiación de los aportes de la teoría y la crítica literarias). Ese manual que rompía con los formatos tradicionales del género era El literator (IV y V), firmado por Daniel Link.

Historias de una literatura. Antinomias, dirigido por Facundo Nieto y coordinado por María Elena Fonsalido y Mónica García, suscita hoy una ruptura equivalente, tanto respecto de lo esperable en el género “manual” como respecto de sus empleos más convencionales. En esa línea cabe subrayar que, antes de su publicación, las noticias sobre sus contenidos y propuestas motivaron que dos becarios doctorales subsidiados por el Conicet, con proyectos atravesados por problemas ligados a la relación entre literatura, lectura y posición de género en materiales educativos, lo tomaran como objeto de indagación. Por razones similares ha sido incorporado en cátedras de didácticas de la lengua y de la literatura de otras universidades nacionales. Una inmediata diseminación que obedece a su carácter dislocador respecto del modo ortodoxo del género de organizar los contenidos, los corpus, la bibliografía teórica y crítica, las actividades y la escritura: los textos a leer (que combinan fragmentos con envíos a obras completas), situados en coordenadas de producción cuidadosamente detalladas, se agrupan a partir de hipótesis que los definen como verdaderos “corpus críticos” (según una acepción que Miguel Dalmaroni ha expandido), lejos del rejunte caprichoso dominante en los manuales al uso.

Esas hipótesis se articulan desde el título, que, a modo de promesa, anuncia que entrará a la lectura a partir de las antinomias que atraviesan nuestra literatura (y por lo tanto, nuestra cultura) en diálogo con textos literarios, teóricos y críticos de alcance universal (hilván tensado por actividades creativas, alejadas de la monotonía). De esa cuidada serie destaco la exhumación de uno de los textos teóricos más importantes firmados desde Argentina sobre literatura fantástica: el de Ana María Barrenechea, inscripto en una serie más amplia a la que cabe atender. Reponen también el impecable trabajo de Pierre Bourdieu sobre la dominación masculina junto al aún muy actual de Didier Eribon, Reflexiones sobre la cuestión gay.

Es necesario subrayar la productividad del recorte crítico completo: cada texto de la bibliografía es imprescindible para afinar lecturas de todo docente que trabaje con literatura, más allá del nivel educativo en el que enseñe. Articulación definida con el sello de autor en cada página: necesaria reivindicación de la complejidad del diseño de buenos materiales para la enseñanza de la literatura en una escuela secundaria que se intenta refundar, después de la devastación noventista. Este libro, pensado por un exigente colectivo, sutil hasta en el dibujo que desde la tapa envía de Juan José Saer a Juanele, abriga esa fantasía inscripta en un proyecto de universidad y de país que ha dejado atrás el abandono de la educación al azar de los esfuerzos individuales.

Analía Gerbaudo