SALIR.

 

Entre el 8 y el 17 de octubre tuvo lugar, en las inmediaciones del Palacio Municipal de Malvinas Argentinas, la segunda Feria del Libro de ese partido. En estas notas, uno de los integrantes del equipo de la editorial y la librería de la UNGS comenta la experiencia de volver a salir al territorio a perseverar en la militancia por el derecho a la lectura con los resultados de lo que sabemos hacer en la Universidad.

 

Hace apenas dos años de la primera edición de la Feria del Libro de Malvinas Argentinas, que constituyó, para la UNGS y su editorial, una demostración de lo que se puede lograr a partir del compromiso de la comunidad universitaria en vinculación con el territorio y la aplicación de políticas activas. Políticas que significaron un desafío al camino de erosión y desmedro de la educación y de lo público que habíamos conocido desde 2015. El resultado de aquella primera Feria, organizada por la Fundación El Libro y el Municipio de Malvinas Argentinas, y con el apoyo de la UNGS, nos hizo inflar el pecho por todo lo que significaron, en términos materiales pero sobre todo simbólicos, para la comunidad en general y para la Editorial y la Librería de la Universidad en particular. Luego de ese 2019, incluido un cambio de signo político auspicioso para todas estas políticas, sobrevino la pandemia. No es necesario abundar: todes sabemos, sentimos y aún convivimos con el lastre del COVID-19 y con sus nefastas consecuencias. La UNGS no detuvo sus actividades –más allá de las alteraciones de la presencialidad–. La Editorial no dejó de desarrollar sus funciones: continuamos la venta de libros a través de la web y mantuvimos el ritmo de novedades editadas. Saliendo de ese contexto angustiante, mientras retomamos paulatinamente la presencialidad y tras la obligada pausa en 2020, el Municipio de Malvinas Argentinas convocó a su segunda Feria del Libro. La Universidad volvió a decidir su apoyo, renovando su compromiso con su territorio, en este caso con la promoción del producto de su trabajo y con sus intervenciones para devolver a la sociedad toda la potencia de la que dispone, movilizar todo lo que puede poner a su servicio, construir ciudadanía, democratizar el conocimiento y seguir bregando por el derecho a estudiar y por el derecho a leer.

No fue una tarea simple. Se trataba de hacer y de sostener, en este espacio de nueva “normalidad” pos pandémica en el que empezamos a movernos, un stand en el que se pudiera mostrar toda la vitalidad de una editorial universitaria como la nuestra; y nuevamente la UNGS estuvo a la altura. Todo el trabajo realizado, en las circunstancias a las que condujo la pandemia y en las complicadas condiciones económicas en las que se desarrolla la vida del grueso de los argentinos, permitió exhibir un stand espléndido, cargado de novedades, el más amplio de todos en la Feria, el más surtido, el más cómodo, porque, vamos, nos gusta nuestra Librería, nos gustan nuestras ediciones y nos enorgullece exhibir, exhibiendo los libros que produce, lo que la Universidad Nacional de General Sarmiento representa y es. Nada mejor que una Feria del Libro organizada por la Fundación, y en este caso también por el Municipio en el que la Universidad está asentada y desarrolla su tarea, para vernos, para palpar, sentir, ver y comentar que todo este esfuerzo durante la más difícil circunstancia que fue esta era del COVID puede mostrarse, y que podemos ponernos al frente de un evento de magnitud. Es lindo ver, cada vez que salimos a la “calle”, los productos, los resultados del trabajo de la UNGS, que se expresa en las ediciones y en su Librería: esa sintonía de la Universidad que intento semblantear –y siempre me leo corto de argumentos– es más fuerte por lo que se hace que por lo que se dice.  Llamo Editorial y llamo Librería a un grupo de gente, seres humanos que ponemos día tras días lo mejor que tenemos, que desdoblamos esfuerzos, que no miramos los compartimentos de cada actividad y nos superponemos y multiplicamos para cubrir todos los aspectos del trabajo enorme que significa cumplir con todas las obligaciones, las responsabilidades y, también, con todos nuestros sueños.

Además de sostener un stand amplio, cómodo y completo, la UNGS presentó en la Feria del Libro de Malvinas Argentinas una serie de actividades oportunas e interesantes. La Secretaria General llevó adelante charlas para comunicar y acercar, ahí mismo y de primera mano, todo lo que la UNGS ofrece. La Biblioteca desarrolló la ciber-caminata “Lectura y narración social” para estudiantes de primaria y secundaria. Presentamos el libro Paulo Freire. La pedagogía rebelde, de Gustavo Ruggiero, que forma parte de la exquisita colección “Pensadoras y Pensadores de América Latina”. El panel, en el que se dio una amigable e interesante discusión sobre la educación popular y la figura de Freire, contó con la participación de Gabriela Diker, Flavia Terigi, Gustavo Copes y el autor. Eduardo Rinesi brindó la conferencia “La Universidad, los libros y los desafíos del presente”. Y realizamos la presentación de Soy. Relatos de infancias y adolescencias trans-travestis, el nuevo libro compilado por Gabriela Mansilla, en una jornada en la que un viento intempestivo movió las estructuras de la carpa donde se montó la Feria del Libro, una tormenta de viento y tierra que, como toda adversidad, no fue óbice para que la presentación se llevase adelante. Me detengo en ese suceso hermoso de una presentación contra viento y marea. Como si esto fuera poco, la rectora de la UNGS, Gabriela Diker participó de un diálogo abierto con Dora Barrancos sobre “Los feminismos hoy” organizado por la Fundación El Libro. Una vez más todo ese conjunto de acciones, de disfrutes, de esfuerzos, de descubrimientos contó con el abrazo del pueblo de Malvinas Argentinas, una pequeña caricia de ida y vuelta en medio de una época dura, adversa e injusta que nos impulsa y nos deja ver en la tiniebla aquella frase de Rodolfo Walsh: “hay que tener fe en los hechos, que siempre superan las expectativas”.

Daniel Lago

 

 

 

24/11/21