ECOLOGÍA

Escombros, heladeras viejas, restos de automóviles y bolsas de residuos son algunos de los desechos que hoy pueden encontrarse a simple vista en el cauce y al costado del arroyo Claro, cuenta el biólogo Gabriel Zunino, del área de Ecología del Instituto del Conurbano de la UNGS. Zunino dirige una investigación para conocer el estado actual de la calidad del agua de este arroyo y su impacto en la población.

El arroyo Claro, de unos 16 kilómetros de longitud, nace en José C. Paz, atraviesa zonas residenciales e industriales de los municipios de Malvinas Argentinas, Escobar y Tigre, y desemboca en el Río Luján. Durante su recorrido recibe también dos pequeños afluentes: el Cuzco y el Albuera. Según datos del Censo 2010, solo en Malvinas Argentinas 42.794 vecinos viven en los radios censales que tocan el arroyo Claro y sus afluentes, es decir, en el área de influencia más próxima. “Si el arroyo se desborda estos vecinos son los que tienen mayor riesgo de inundación y además son los que están más en contacto con el agua contaminada. En Tigre la cantidad de vecinos es menor, porque es una zona más industrial”, cuenta Lorena Gómez, estudiante de Ecología que realiza su tesis de grado en el marco de esa investigación.

Para determinar de la calidad de agua los investigadores tomaron, entre junio y diciembre de 2014, muestras de agua superficial de 10 estaciones de muestreo, ubicadas en el canal principal del arroyo Claro y en sus afluentes: los arroyos Cuzco y Albuera. También se tomaron muestras de agua subterránea provenientes de los hogares para conocer la calidad del agua de consumo humano y se realizaron cerca de 50 encuestas a vecinos de la región para recopilar información sobre las formas de acceso al agua, el tipo de almacenamiento y la eliminación de desechos orgánicos, entre otros temas, en una zona que cuenta con bajo porcentaje de viviendas con servicio de agua corriente y red pública de cloacas.

Los resultados preliminares de la investigación dan cuenta de una “severa contaminación del agua superficial del arroyo”, con elevadas concentraciones de nitratos, nitrógeno amoniacal y fósforo provenientes de desechos cloacales domiciliarios y descarga de detergentes de hogares o de las propias industrias. Con respecto al agua de consumo humano, “se determinó contaminación de origen orgánico”, causada posiblemente por la escasa distancia entre la toma de agua y los pozos ciegos o la falta de mantenimiento de cañerías y tanques de agua. “El grado de contaminación que encontramos es relativamente alto. Hay contaminación orgánica por los desechos cloacales de los casas”, explica Zunino.

En cuanto a la contaminación industrial, Zunino explica que es muy difícil detectarla, ya que el arroyo esta entubado por unos 4 kilómetros y no se puede determinar quién arroja las sustancias ni en qué lugar: “En ocho meses y en diferentes ocasiones encontramos mucha espuma, mucho olor y algún color extraño que salía del caño. Pero el volcado es esporádico y hay que estar continuamente en el lugar para poder detectarlo. Encontramos detergente volcado de papeleras, pinturas o anilinas, no sabemos de dónde vienen, pero aparecen”.

¿Cómo afecta la contaminación de este arroyo a los vecinos de la región? “La gente interactúa con el agua de este arroyo, en verano los chicos se refrescan, también vemos gente que busca lombrices para la pesca. Estas son aguas rudas, que no están tratadas y en donde puede circular salmonella y hepatitis. Por otro lado, no sabemos el riesgo que pueden estar causando las contaminaciones de origen industrial. Pero la realidad es que son un riesgo y posiblemente afecten la salud de la población”, responde Zunino. “Con las inundaciones algunos vecinos sufren el ingreso del agua a sus casas y están un tiempo largo en contacto con el agua, y eso también es muy perjudicial para la salud”, agrega Gómez.

“El punto de partida de un diagnóstico ambiental es dar cuenta del estado ambiental de la región, en este caso, saber con qué está contaminado el arroyo, cuáles son las fuentes de contaminación, qué tipos de contaminantes hay y a partir de ahí recomendar estrategias a desarrollar”, dice Zunino, que cuenta que ya se pusieron en contacto con funcionarios del municipio de Malvinas Argentinas.

Zunino explica que según el tipo de contaminación hay algunas soluciones sencillas y que no requieren mucha inversión. Un ejemplo de esto es el Cuzco, un arroyo de poco más de un kilómetro y medio, que circula entre dos calles en un barrio rodeado de casas. “En este caso la contaminación es prácticamente domiciliaria: son desechos orgánicos que se degradan fácilmente y que se puede solucionar con un tratamiento estándar de aguas”. Pero la estrategia a implementar también incorporaría la recuperación de espacios para la comunidad. “En este tipo de arroyos que corren entre dos calles se puede hacer un buen corredor verde con un boulevard y bancos para sentarse. Se puede mejorar entonces la calidad del agua y también la calidad de vida de los vecinos”, afirma el biólogo.

Marcela Bello