POSPANDEMIA.

 

Identificar cómo estaremos y qué necesidades serán las que expresen el estado real de la vida de los ciudadanos y las ciudadanas del conurbano bonaerense cuando termine la actual emergencia sanitaria parece una enorme dificultad cuando atravesamos el momento más álgido del nivel de contagios y de muertes. Sin embargo, la UNGS tiene puesta la mirada en ese horizonte, y, a través de la Secretaría de Desarrollo Tecnológico y Social, viene convocando a lxs actorxs del territorio que representan muchos de los intereses golpeados por esta crisis.

 

La tarea de la Secretaría de Desarrollo Tecnológico y Social (SDTyS) de la Universidad, dice su titular, el ingeniero Oscar Galante, es construir “más territorio en la Universidad y más Universidad en el territorio”. Trabajando de manera concertada con los investigadores y docentes de los cuatro institutos en los que se organiza la actividad académica de la UNGS (y cuyos secretarios de Investigación y Desarrollo Tecnológico y Social convergen en el Comité de Servicios de la Universidad, protagonista fundamental de esta articulación), la SDTyS viene promoviendo una cantidad de iniciativas en el actual contexto de pandemia y con miras a imaginar posibles escenarios para el futuro. Con los antecedentes representados por el censo industrial llevado adelante por investigadores docentes del Instituto de Industria (IdeI) en conjunto con el municipio de Malvinas Argentinas, por la sistematización y síntesis del censo realizado por el municipio de San Miguel y por la organización del encuentro “El conurbano produce y alimenta. La economía popular solidaria y el desafío alimentario”, que dio cuenta de la situación de la agricultura familiar periurbana y articuló las iniciativas y los apoyos existentes para sistemas productivos y productorxs de la región, la SDTyS organizó a fines de agosto un encuentro (virtual, naturalmente) entre representantes de diversas instituciones que están construyendo información al día sobre el estado de la industria regional y sobre la formación y los hábitos de sus trabajadorx en la “Mesa de trabajo multiactoral: Desafíos de producción y formación en el conurbano noroeste”, con el propósito de compartir información y datos estadísticos y de discutir cómo revertir las consecuencias negativas del ASPO en el futuro cercano.

 

Trabajo y formación

“Todos tenemos un aporte valioso para hacer en esta tarea, que redunde en un mejor desarrollo socioproductivo, en una mejor empleabilidad y en mayores oportunidades para la vida de nuestros conciudadanos”, señaló Rocío Casajus, Directora de Promoción de la Educación y el Trabajo del Consejo Provincial de Educación y Trabajo (COPRET), quien explicó la doble estrategia –sectorial y territorial– que el Consejo viene desplegando: por un lado, el trabajo con el universo de educación técnico profesional (centros de formación profesional, educación técnica media, educación agraria media y educación superior técnica) “en el tipo de oferta que se puede desarrollar, que después estará disponible a nivel provincial para todas las instituciones”; por el otro, la discusión, en cada distrito, sobre “hacia dónde va el sistema productivo y cuáles son las demandas sociales de formación, porque hay muchas mediaciones entre las demandas del nivel socioproductivo y las posibilidades de la oferta”.

Las autoridades de numerosos Centros de Formación Profesional (CFP) de la región también participaron en la discusión. Manuel Schultz, Richard Pais (miembro del Consejo Social de la UNGS), Rubén Verdura y Eduardo Blanco coincidieron en las dificultades de desarrollar planes de formación específicos frente a la inmediatez de las necesidades que tiene la industria y los caminos a recorrer en el sistema educativo de la provincia, y subrayaron la importancia de la articulación con el COPRET. Por su parte, Eduardo Caprarulo (CTA regional San Miguel, José C. Paz y Malvinas Argentinas, también miembro del Consejo Social de la Universidad) sostuvo que “Si vamos a pensar la formación de trabajadores  desde la perspectiva de las grandes empresas asentadas en el territorio difícilmente podamos dar respuesta a las necesidades de la mayoría de lxs trabajadorxs que lo habitan, porque sabemos que es un porcentaje muy bajo el que va a ingresar allí”. No –dijo Caprarulo–: “no podemos pensar un trabajador solo en función del requerimiento de una empresa; hay que pensar la formación desde una mirada integral para que en un mundo tan complejo, con tantos cambios de las condiciones económicas, tenga herramientas para ingresar al mundo del trabajo”.

La mirada de las empresas se hizo presente a través de Yanina Busquet, de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), quien compartió información muy precisa sobre la situación actual de las empresas que representa la entidad. ADIMRA consulta mensualmente a sus asociados, quienes dan cuenta de la situación productiva, el estado financiero, los costos asumidos por el protocolo de cuidados (como traslados, equipos de protección y testeos) y las cuestiones laborales. El último informe, realizado en conjunto con la UIA, muestra el impacto del ASPO sobre 22 mil empresas de todo el país, y, de aquellas con asiento en la región, una porción que incluye 60 mil trabajadores directos. Dice Busquet que “en la región noroeste del Gran Buenos Aires, ADIMRA tiene una buena vinculación con universidades y otros centros de formación, como la UNGS y las universidades nacionales de La Matanza y de Moreno, pero también con otras, como la UNQ y la Universidad Nacional de Mar del Plata, con muchas de las cuales comparten el sistema de pasantías, la construcción de estadísticas y la articulación en general”.

 

Aulas adentro, aulas afuera

La UNGS desarrolla programas de investigación con epicentro en el conurbano. El profesor Osvaldo Battistini, investigador docente del Instituto del Ciencias (ICI), tiene una vasta experiencia en ese campo. “Cuando analizamos qué sucedía en la relación entre empleo y formación en el territorio” –explicó–, “observamos que no había conocimiento por parte de las empresas de la formación impartida en el territorio y que gran parte de las personas contratadas por las empresas no habitaba en los partidos del mismo territorio”. Esta desconexión del trabajo y la formación, del trabajo y la habitabilidad de lxs trabajadorxs del territorio preocupan y ocupan desde hace tiempo a la Universidad, y en ese sentido se encuentran alineados muchos de sus proyectos de investigación.

En la misma dirección, Bárbara Couto, investigadora docente del Instituto del Conurbano (ICO) y coordinadora del Observatorio del Conurbano, presentó los resultados preliminares de un proyecto en curso, dirigido por Rodrigo Carmona y financiado por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, que estudia la prevención y el monitoreo de los impactos de la pandemia y el ASPO. El equipo, que incluye a 35 investigadores docentes del ICI y del ICO, viene estudiando las condiciones de vida, las condiciones de la producción, las capacidades institucionales y los problemas de seguridad en 24 partidos del Gran Buenos Aires. Couto hizo hincapié en la información vinculada a las condiciones de la producción industrial en la región y dio cuenta del alcance del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), en sus cuatro versiones, y de las dificultades de las empresas para gestionarlo. “Acá hay una tarea importante de mediación, tenemos que traducir las necesidades del territorio para que el Estado tenga una mejor llegada”, sintetizó, y puso a disposición un mapa con indicadores de empleo registrado, producción, georreferenciación de redes de economía social, producto bruto geográfico percápita, producto industrial, niveles de densidad del mercado de trabajo, parques industriales… producto todo del trabajo de los investigadores de la UNGS. “Por eso es importante estar vinculados entre nosotros”, dijo: “que la información esté disponible, que los datos sean fáciles de entender, y de esa manera todos podamos tomar decisiones informadas y mejorar las condiciones de la producción en nuestra región”.

El encuentro, que (ventajas de la virtualidad) reunió a una enorme cantidad de actores, evidenció el fuerte arraigo de la UNGS y de sus equipos en el territorio en el que desarrolla su tarea, la experiencia de articulación institucional que viene acumulando y sus posibilidades a futuro. En la reunión, Secretario de Producción, Industria y Medio Ambiente de Malvinas Argentinas Juan Carlos Ferreyra recordó los cuatro años de trabajo conjunto que llevan con la UNGS en la resolución de problemas y el desarrollo de estrategias de acción. “Para acceder a trabajos tecnológicos o cuasi tecnológicos deberemos aprender a convivir con la inteligencia artificial, el big data, la robotización…”, dijo Ferreyra, y tomó la responsabilidad de “orientar a las personas en la tecnificación, como mínimo en la capacitación de servicios, comercio e industria; esto es, introducción a la digitalización e industrias 4.0”.

 

Vientos de oportunidad

Brenda Pignol, de la ONG “Libertate”, que funciona en Malvinas Argentinas desde hace tres años, sostuvo que la pospandemia debería resultarnos también una oportunidad, la ocasión para crear algo nuevo que atraviese los paradigmas de exclusión que replicamos cada día. Pignol amplió la mirada de todos los participantes en el encuentro cuando solicitó pensar también la formación de trabajadorxs con barreras históricas para el acceso, tanto al trabajo como a la formación, principalmente el colectivo de personas con discapacidad, en el cual el 80% está sin trabajo. “Y eso se profundiza cuando lo miramos interseccionalmente, en clave de género, de edad y de vulnerabilidad socioeconómica”, dijo Pignol, quien invitó a pensar propuestas accesibles a estos colectivos, que incluyan el conocimiento de los programas de discapacidad por parte de las empresas, “ya que no se están utilizando”.

Verdaderamente multiactoral, esta mesa de trabajo abrió líneas de acción que ya comenzaron a trazarse. “Lo importante es que tenemos la concepción de pensamiento y acción, accionamos y repensamos sobre la praxis…”, dice el Secretario de Desarrollo Tecnológico y Social, “y activamos con el conocimiento, de la mano de la academia, intentando siempre responder a una necesidad o una carencia del territorio”. Para Oscar Galante y su equipo, convocar actores con intereses y horizontes a veces opuestos pero integrados, colaborar en la articulación de sus saberes, abrir caminos para que recorran en conjunto, es lo cotidiano. “No siempre la demanda existe, existen la necesidad y la carencia. Entendemos que es nuestra tarea como gestores tecnológicos detectarla, ayudar a convertirla en demanda y responder desde el conocimiento. Luego, devolverla al territorio, su lugar de origen”.

 

Tamara Pachado

 

 

15/09/20