IMAGINARIO.

 

Las actividades de “Imaginario”, el museo interactivo de ciencias de la Universidad, son múltiples y se organizan en distintos programas y líneas de trabajo. Aquí se repasan algunas de ellas, con especial énfasis en las que han permitido hacer de las valijas y de los telescopios instrumentos de acercamiento a los y las estudiantes y docentes de distintos niveles del sistema, y se comentan las adaptaciones que debieron sufrir estas actividades a causa de la crisis sanitaria que vivimos este año.

 

En “Imaginario” nos gusta pensar que los museos son espacios seguros para preguntas inseguras, como dijo hace años Elaine Heumann Gurian. Una de las puertas que abrimos para encontrarnos con nuestras comunidades tiene la llave de “Imaginario va a la Escuela”. Se trata de un programa del Museo Imaginario que contempla tres líneas de trabajo: “Valiciencia” –un repertorio de valijas didácticas con más de 100 actividades–, “Imaginario va al espacio” –salidas astronómicas para observar el cielo con instrumentos y a ojo descubierto–, y “Encuentros docentes” –una instancia de intercambio con docentes de diversos niveles educativos. 

“Valiciencia” es la línea de mayor impacto y en promedio –prepandemia– llega a más de 10.000 niñxs y jóvenes. Ha recorrido todos los partidos aledaños y otros más lejanos (¡también otras provincias!) y logró construir una red inmensa de profesionales de la educación que se apropian de los contenidos y colaboran en su desarrollo. “Imaginario va al espacio” crece año a año impulsada por el interés que generan los temas relacionados a la Astronomía. Además se constituyó como un espacio que brinda apoyo y vías de difusión a grupos locales de comunicación de la Astronomía como EnDiAs y Espacio Profundo.

Gracias a estas líneas de trabajo, “Imaginario” ha podido desde 2008 afianzar aún más sus relaciones con las escuelas, con los centros comunitarios de nuestro territorio, con visitantes ocasionales en las plazas, y con la comunidad educativa de la UNGS.

Con valijas y telescopios, juegos y litros de mate, nos hemos encontrado en los lugares más variados para compartir experiencias y abrir conversaciones junto a otres. Sacar al Museo del edificio que lo alberga es siempre una apuesta al encuentro y a lo inesperado.

Durante algunos años, además, y como una experiencia más breve e igualmente memorable, llevamos adelante Imaginario Itinerante. Se trató de una exhibición de gran escala en la que fabricamos y transportamos dispositivos similares a los que se encuentran en las salas del Museo. La instalación de esos módulos interactivos grandes en patios de escuela durante varios días nos transformaba a todes: ¿un museo en la escuela, una escuela en el museo?

Cada escenario plantea su riqueza: ir de visita a un museo es mucho más que conocer su patrimonio, y como anfitriones y anfitrionas recibimos a les visitantes con lo mejor que podemos dar; visitar escuelas, comedores o plazas supone adentrarnos en territorios donde somos invitades y donde se habilitan otras modalidades de encuentro.

El Museo se configuró desde su fundación en 2003 como recurso, como aliado, como espacio de lo (im)posible. De ese modo consolidó puentes con sus visitantes y de esas relaciones fructíferas se nutre en un trabajo de ida y vuelta.

Los desafíos que nos planteó el 2020 no fueron pocos: de traslados, presencias y materiales compartidos tuvimos que adecuarnos a escenarios virtuales, trabajo en redes sociales y encuentros con docentes en plataformas nuevas y con recursos renovados.

La situación pandémica nos impulsó a crear “Valiciencia Virtual”, un ciclo semanal de videos para redes sociales que presenta un experimento para hacer en casa. La propuesta contempla experiencias sencillas vinculadas a las ciencias naturales con materiales accesibles y fácilmente reproducibles. Se trata de un recurso útil para docentes y para quien quiera divertirse.

También, y en línea con el acompañamiento al colectivo docente en su enorme tarea de garantizar la continuidad pedagógica, desarrollamos trabajo junto a les profesores. Por un lado, en vinculación con la capacitación docente –eje de este programa– nos encontramos con estudiantes de un profesorado de primaria para explorar recursos virtuales para la enseñanza de la Astronomía.

Además trabajamos intensamente con tres equipos docentes del nivel secundario antes de ser invitades a sumarnos a sus espacios de encuentro con les jóvenes para compartir colectivamente. Todo eso es parte de lo que se ve. El detrás de escena incluye lecturas e investigación, aprendizajes de filmación y edición, preparación de materiales para las clases virtuales, exploración de recursos educativos digitales, y más.

Adecuarse a las necesidades nuevas ha sido el impulso de trabajo de todo este año; seguir acompañando a nuestros públicos, un motor imprescindible. Con gran velocidad y junto a otres logramos repensar las propuestas y ofrecer formatos que, hasta ahora, no parecían necesarios. Del mismo modo en este momento estamos planificando opciones para llegar con estas y otras propuestas a un nuevo ámbito: la casa familiar. Si el contexto de aislamiento o distanciamiento permanece redoblaremos el desafío. Con más herramientas a cuestas vamos rumbo a un nuevo año, transitando puentes entre lo conocido y la incertidumbre.

Carolina Irschick