ESTUDIANTES DE LA UNGS EN SAN JUAN.

Nueve ejecutivos de la firma canadiense Barrick Gold fueron procesados en marzo pasado por el derrame de agua cianurada sobre la cuenca del Río Jáchal, en San Juan, ocurrido en septiembre de 2015. Durante ese episodio, la empresa volcó más de un millón de litros de esa solución en el yacimiento Veladero, hacia el Río Potrerillos, a 350 kilómetros de la capital sanjuanina. Las consecuencias incluyeron la contaminación de agua potable y para riego.
Veladero es un yacimiento minero con diseño a cielo abierto, donde se extrae principalmente oro. Cuenta con reservas de 11,4 millones de onzas y con una vida útil estimada de 14 años. Comenzó a producir en septiembre de 2005 a manos de la empresa canadiense Barrick Gold.
Los derrames alertaron a las localidades radicadas aguas abajo Iglesias y Jáchal que albergan a 9.000 y 20.000 habitantes respectivamente. Estas localidades viven de empleos en el ámbito público y una economía rural basada en la producción de olivos, membrillos, cebolla, ajo, arvejas, tomate y otras hortalizas. En tanto la minera ha generado reducidos puestos de trabajo, muchos menos que las exceptivas que había generado inicialmente. Al desplazamiento que genera la falta de alternativas laboral, ahora se le suma el derrame y la contaminación de los ríos.
Un grupo de trece estudiantes y dos investigadores docentes del Instituto del Conurbano (ICO) viajaron a la localidad de Jáchal en el marco de la materia “Sociedad, Cultura y Ambiente” de la Licenciatura en Ecología, una asignatura con un fuerte perfil social que busca comprender cómo la Licenciatura en Ecología, una asignatura con un fuerte perfil social que busca comprender cómo se organizan las comunidades frente a una situación de riesgo ambiental.
“En primer lugar seleccionamos problemáticas presentes en la agenda pública, con el fin de darles mayor visibilidad. En el caso de ciudades pequeñas tratamos de acompañar a los habitantes y comprender el fenómeno que los afecta”, señaló Francisco Suárez, investigador del Instituto y docente de la materia.
“Durante la experiencia no sólo entrevistamos a los actores sociales del conflicto, sino a integrantes del gobierno provincial, del INTA, a integrantes de organizaciones sociales y a empleados de la megaminera. Elaboramos 84 encuestas para procesar cómo la sociedad percibe la cuestión del daño ambiental, la gente tiene mucha necesidad de expresarse”, aseguró el investigador.
“Los distintos encuentros e intercambios realizados durante la permanencia en Jáchal permitieron ahondar en la problemática y brindar colaboración a la asamblea local a partir de la compresión y difusión del problema así como también en la generación de información”, precisó Suárez.
“A nivel formativo, el viaje fue enriquecedor para nosotros: llevamos a la práctica contenidos de la cursada. Cuando estás en el conflicto te involucrás y tu visión del problema cambia” dice Gustavo Troiano, estudiante avanzado de Ecología. “Es un conflicto de larga data, donde se visibiliza lo que salió en los medios pero no los últimos episodios vinculados al derrame. Son conflictos que acarrean otros como la falta de trabajo: los pueblos veían en estas empresas una posibilidad de progreso y realmente no es así”.
Los docentes y estudiantes también trabajaron en un muestreo del agua del Río Jáchal que completó la experiencia, a modo de ejercicio práctico. El análisis de la muestra, realizado en la Universidad Nacional de San Martín, dio como resultado presencia de niveles excedidos de magnesio y arsénico para diversos usos de agua. Hay que destacar que la tarea de los estudiantes ha sido una ejercitación puntual en el marco de una materia, actividad orientada por el profesor Carlos Ruggerio. Para obtener mayor rigurosidad es necesario un análisis de los parámetros con seguimiento periódico para poder determinar si los valores varían según la estacionalidad u otros factores.
El viaje a San Juan se suma a otros realizados a distintos puntos del país: Entre Ríos, Córdoba y La Rioja, además de Buenos Aires: en ellos los distintos grupos de estudiantes abordaron problemáticas como la de la megaminería, la contaminación de las pasteras, los daños provocados por las fumigaciones en el agro, entre otros. “Estas experiencias son fundamentales porque permiten que los estudiantes lleven adelante relevamientos propios de las investigaciones interdisciplinarias que promovemos desde el área de Ecología”, explicó Suárez.

Yanina  Fuggetta