COLECCIÓN POLÍTICA, POLÍTICAS Y SOCIEDAD.
¡Que se vayan todos! El sentido político de las manifestaciones del 19 y 20 de diciembre de 2001. Camila Cuello. Ediciones UNGS. Colección Política, políticas y sociedad. Los Polvorines, 2021.
Pronto se cumplirán 20 años de uno de los acontecimientos más conmocionantes ocurridos en nuestro país desde el retorno de la democracia, que terminó con la renuncia de un presidente, más de treinta muertos e incontables heridos. ¿Cabe aún preguntarse por el sentido de lo que pasó esos días? Todos sabemos qué pasó y cómo pasó. Muchos se han preguntado por qué pasó y algunos, ante los números de nuestra economía y nuestra pobreza, por qué no volvió a pasar. Pero pocas investigaciones se han formulado tan seriamente como esta la pregunta, de inspiración arendtiana, por el sentido de lo que pasó. Sentido que no refiere a las causas o razones del estallido, excede las condiciones económicas y sociales en que se desató y desborda las intenciones que los actores políticos hayan podido tener.
Pero –podría insistirse– ¿seguir preguntándose por el sentido del acontecimiento? Si es obvio que fue un estallido contra el gobierno… el de entonces y el anterior. ¿No estaba claro en la propia consigna: “¡Que se vayan todos!”? Fueron manifestaciones contra la política. Pues bien, el libro critica las lecturas que, desde la ciencia política, la sociología, la militancia y la intelectualidad, confluyeron, al calor de los acontecimientos, en ese diagnóstico, convoca a las lentes más interesantes del pensamiento político contemporáneo y produce otra narración de estas jornadas, que va más allá de la resistencia destituyente que –lamentan algunos, celebran otros– no llegó a resultar en una reforma política –lamentan unos, celebran otros– y culminó con la restitución del orden político democrático representativo y liberal en 2003.
La hipótesis de Cuello es, contra todas las lecturas, que fue justamente la política lo que allí se manifestó. Su atinada decisión de referirse a lo que en general se considera como el estallido social del 19 y 20 de diciembre de 2001 como manifestaciones puede conmover al lector, que puede encontrar el término inadecuado para nombrar aquellas convulsionadas jornadas de saqueos, protestas, represión y muerte. Pero la elección no es anodina, se centra justamente en aquello que le interesa remarcar: lo que las acciones políticas desplegaron, manifestaron, en esos días. Y justo allí, desde esa perspectiva, lo que manifestaron fue profundamente y casi diríamos primariamente político: la defensa del espacio público, de la capacidad de actuar y hablar en público, en términos de Arendt, sin más, de la libertad.
Así, sugiere Cuello, el sentido político positivo (no negativo como pura resistencia) de las manifestaciones nos permite pensar las huellas del 2001 ¿qué queda no sólo en nuestra memoria política sino también en las formas en que hacemos política hoy? ¿qué cambió en ese sistema político en donde si bien no se fueron todos, no todos volvieron y definitivamente no volvieron siendo los mismos? Lo que la autora afirma que pasó, y desde allí narra la historia de estas jornadas es la manifestación de una comunidad de actores en la calle, manifestación de su existencia política que erige y ocupa el espacio público en el que aparece. Luego podrán volver los partidos políticos, la clase política o los mecanismos de representación del sistema, pero ya nunca como antes de la manifestación de este actor colectivo.
Julia G. Smola