CANDIDATA A DECANA DEL INSTITUTO DEL DESARROLLO HUMANO.

 

Licenciada en Ciencias de la Educación, Doctora en Psicología y Magister en Ciencias Sociales. Es investigadora docente del área Educación del Instituto del Desarrollo Humano (IDH) desde 2006. Con su equipo estudia los problemas de las trayectorias escolares, en especial en los pasajes de primaria a secundaria y de ésta al nivel superior. Es coordinadora pedagógica de la Escuela Secundaria de la UNGS. Es profesora de Aprendizaje Escolar en los profesorados del IDH, y de Psicología Educacional y Teorías del Aprendizaje en la Licenciatura en Educación, de la que es Coordinadora. Ha generado distintos proyectos institucionales y de política pública orientados a la ampliación de derechos en Educación.

 

Nuestras propuestas para el Instituto del Desarrollo Humano surgen del trabajo de numerosxs actorxs que convergemos en Espacio Abierto (Frente por la Universidad Pública) con una visión compartida de la función de la universidad pública en la transformación social. Las promoveremos en el CIDH sabiendo que el debate las cambiará y, seguramente, las hará crecer.

La UNGS ha crecido en matrícula y graduación pero persiste la tensión entre selectividad y derecho a la formación. La responsabilidad del IDH en lo que se refiere a formación es considerable: abarca el CAU, 4 licenciaturas, 6 profesorados y varios posgrados. Debemos asegurar a nuestrxs estudiantes, a partir de sus trayectorias educativas previas, condiciones que les permitan tomar decisiones sobre sus carreras, apropiarse de la cultura profesional de la carrera elegida y encontrar, una vez graduadxs, propuestas adecuadas a los desafíos de su práctica profesional. Proponemos que, desde el futuro Programa de Acceso a la Universidad hasta el final de cada carrera, las prácticas formativas y sus efectos, así como los recursos y apoyos que requieren lxs estudiantxs, constituyan un objeto central del trabajo institucional. Trabajaremos para que todxs realicen una formación pertinente, con graduación y con proyección hacia la vida académica, docente y profesional, según las orientaciones que cada unx decida seguir.

El IDH tiene además una responsabilidad con el sistema educativo local, pues forma profesorxs que se incorporan a las instituciones de la zona. Necesitamos realizar un balance profundo de la propuesta de formación docente, ante las actuales condiciones de la escuela secundaria y la masificación del nivel superior. Buscaremos fortalecer la posición de nuestrxs graduadxs frente a los desafíos de la enseñanza en los distintos campos de conocimiento.

Proponemos que la investigación y la promoción del desarrollo tecnológico y social se asienten en un compromiso fructífero entre la autonomía del investigador y la necesidad de involucrarnos en los múltiples problemas concretos que enfrenta la sociedad de la que somos parte. En medio de una insistente campaña gubernamental de desprestigio de las universidades y desfinanciamiento de la investigación, buscamos contraponer a las lógicas centrífugas y atomizantes del Sistema de Ciencia y Tecnología una investigación que responda a lógicas colectivas y solidarias. Debatiremos como Instituto los problemas sociales y de política pública, para priorizar los que consideremos relevantes en la producción de conocimiento, en la intervención en el debate público y en iniciativas conjuntas con actores dentro y fuera de la UNGS.

En términos de recursos humanos, tras varios años de crecimiento del IDH se ha consolidado una estructura de cargos, niveles, dedicaciones y posibilidades de promoción de la planta docente que necesita ser revisada, orientando la asignación de recursos a lograr mayores equilibrios. En cuanto a la planta no docente, la formalización de las funciones de las futuras Secretarías plantea una oportunidad de desarrollo, a la que cabe sumar la realización de concursos pendientes, claves de la estabilidad laboral y la ciudadanía política.

En política cultural, el IDH tiene una práctica consolidada. Buscaremos que esta práctica atraviese los contenidos de las carreras, integrando la experiencia estética a los objetivos formativos. Potenciaremos la relación entre formación, investigación y gestión cultural, para crear eventos, proyectos y actividades que sean referencia en la región, con una función crítica y un sentido igualitario.

Dos condiciones nuevas que propone el Estatuto nos entusiasman: la ampliación de los cargos de conducción del IDH y el crecimiento de las representaciones en los Consejos. Un contexto complejo, con retroceso de los derechos sociales y desfinanciamiento de las universidades, nos convoca al desafío de conducir un IDH comprometido en cuestionar y transformar la realidad y en constituir una referencia en la esfera pública.

Espacio Abierto