DOSSIER 2019. LA UNGS OPINA. DOCE NOTAS PARA PENSAR LA COYUNTURA.

 

Sobre los paneles vidriados del módulo 7, en el campus de la UNGS, una agrupación estudiantil colgó en las últimas semanas un cartel. Escrito a mano con témpera sobre un afiche de campaña reutilizado, el letrero reedita las consignas clásicas de la izquierda: el llamado a la huelga general, la exigencia del aumento de salarios y de la prohibición de los despidos. Una consigna desentona con ese repertorio; en la primera línea se reclama: “Congelamiento del dólar y los precios”.

Por supuesto, los claustros universitarios no son el único lugar por donde circulan hoy las referencias al dólar. Al mismo tiempo que los estudiantes elaboraban estas reivindicaciones, un analista político comentaba en uno de los diarios más antiguos del país las negociaciones que el equipo económico del gobierno mantenía en Estados Unidos con las autoridades del FMI. Lo que estaba en discusión era la posibilidad del Banco Central de intervenir en el mercado de cambios aún dentro de la banda de flotación cambiaria acordada previamente con el organismo. Según el periodista, el Ministro de Economía y el presidente del BCRA le habían explicado al número dos del FMI que, a diferencia de lo que ocurría en Estados Unidos, en Argentina una devaluación del peso “aparece en todos los diarios y eso incide directamente en las expectativas de inflación” (https://www.lanacion.com.ar/politica/un-dolar-macri-nid2242958).

¿Por qué una agrupación estudiantil considera que los trabajadores deben ir al paro para exigir que se congele el precio del dólar? ¿Qué es lo que hace que el valor de la moneda norteamericana llegue a la tapa de los diarios en la Argentina? ¿Por qué desvelan esas primeras planas al ministro de Economía y al FMI?

Desde hace décadas, el dólar asume en la Argentina un rol peculiar: no solo es la moneda que rige en ciertos mercados (como el inmobiliario), que recurrentemente predomina en las prácticas de ahorro (al menos de los sectores medios y altos) y en la que se suelen valuar los patrimonios. También es objeto de discusión, y tema de conversación. Su cotización es una cifra muy presente en la vida cotidiana de los argentinos. El valor del dólar es una información comunicada diariamente por los medios de prensa, que circula en las redes sociales, que se vuelve visible –sobre todo en tiempos de crisis- a través de múltiples canales. Constituye así lo que la sociología ha llamado un número público, es decir es decir una cifra que a la vez que comunica una información valiosa para la audiencia, contribuye a orientar sus acciones.

Las razones de esta omnipresencia de la moneda norteamericana en el país han sido muchas veces discutidas. Sin embargo, las interpretaciones disponibles sólo permiten comprender una parte del fenómeno. Se ha señalado en repetidas oportunidades la conexión entre los contextos inflacionarios y la aficiónargentina por el dólar. Ante la depreciación de la moneda nacional como efecto del alza constante de los precios, la moneda norteamericana aparece como un “refugio” que permite a empresas y familias “proteger” el valor de sus ingresos. Relativamente críticos de esta visión del dólar como “opción racional” ante una moneda nacional débil, otros han señalado la persistencia de la preferencia por el billete verde como un rasgo ya no económico sino más bien cultural, capaz de asumir incluso tintes patológicos: una parte de los agentes económicos elige el dólar aun cuando éste no sea la opción de inversión más rentable. A pesar de sus diferencias, ambas visiones son víctimas de una misma miopía: ninguna de las dos ve en el dólar algo más que un activo financiero.

Sin embargo, si la divisa estadounidense es capaz de captar la atención de las audiencias locales de radio y la televisión no es porque esos públicos estén compuestos exclusivamente por ahorristas e inversores en dólares. No hace falta haber visto un dólar, como reclamaba el General Perón, ni haber apostado a él, según la fórmula del ministro de la dictadura Lorenzo Sigaut. Tampoco haber depositado dólares, como dijo Duhalde, para entender que los vaivenes de la moneda norteamericana son relevantes para los argentinos. Lo son porque a lo largo de más de 50 años, el dólar se convirtió en un poderoso artefacto de interpretación de la realidad económica y política del país.

La disparada del dólar señala sin dudas un cambio en las dinámicas del mercado cambiario. Hay una gran demanda de dólares, y ésta puede deberse tanto al “desarme de posiciones en pesos” de inversores extranjeros que migran hacia otros mercados como a la reticencia de los exportadores a liquidar sus ventas en el exterior y a la fuga de divisas por parte de empresarios locales. O a todo eso junto, en diferentes proporciones. Pero sobre todo, ella coloca un signo de interrogación sobre el futuro del gobierno (y de otros antes que el actual). A través de la cotización del dólar, observadores expertos y ciudadanos del común siguen día a día la suerte de las autoridades, su capacidad para encauzar la economía y sobre todo para articular de manera duradera un proyecto de poder.

Mariana Luzzi y Ariel Wilkis

 

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