EDUCACIÓN.
Directores, coordinadores, docentes, estudiantes y graduados reunidos recientemente en el XIV Encuentro Nacional de Carreras en Educación y Ciencias de la Educación expresaron su profunda preocupación por la orientación mercantilista y meritocrática de las políticas públicas en la materia, que es comentada en esta página de Noticias UNGS. En las que siguen, dos reconocidas referentes en el campo de la educación que se han incorporado recientemente a los equipos de la Universidad explican las dificultades, el interés y la importancia de seguir apostando por garantizar el derecho a la educación en este nuevo marco.
Desde el inicio del acual gobierno se ha producido, en el campo de la educación, un desmantelamiento de políticas y programas y un pasmoso desplazamiento del saber experto. Las numerosas políticas públicas del período anterior buscaron la ampliación de derechos, instalaron diversas prácticas y discursos y supusieron una importante inversión de recursos materiales y simbólicos. No se implementaron sin problemas ni tensiones en las escalas jurisdiccional, local e institucional.
En estos meses se han desarticulado, transferido o desfinanciado el programa “Conectar Igualdad”, los Centros de Actividades Infantiles y Juveniles, los planes y programas de lectura, radios escolares y orquestas infantiles y juveniles, numerosas líneas de los programas de terminalidad educativa FINES y de formación docente “Nuestra Escuela”. Se desmantelaron los equipos de la Dirección Nacional de Información y Estadística Educativa, se redujo la compra de libros para las bibliotecas escolares y se cerró el Programa Nacional Itinerante de Educación, Arte y Cultura.
En este contexto, el campo académico de los estudios sobre educación tiene el desafío de construir datos para realizar un balance de los avances realizados y los puntos críticos que aún persisten en el sistema. En esto el lugar de las carreras de educación en las universidades públicas es crucial: se trata de diversificar las voces que participen de esta evaluación, que sólo puede concebirse como una tarea necesariamente colectiva.
Las últimas medidas de política educativa dan cuenta de la decisión de configurar un estado mínimo acompañado de la creciente mercantilización de la educación: de nuevo, la educación como una mercancía. La concepción sobre la educación que sostiene el gobierno actual está muy lejos de la idea de una formación ciudadana vinculada a los valores democráticos de justicia y a la ampliación y garantía de la educación como un derecho.
La tendencia a la mercantilización en el área educativa se opera a través de la presencia, en el ámbito de lo público, de ONG ligadas a empresas privadas que hoy construyen discursos y prácticas en educación. El Programa “Enseña por Argentina”, por ejemplo, participa de una red global liderada por la organización “Teach for All”, que en la Argentina busca reclutar jóvenes profesionales, sin formación pedagógica, interesados en instalar una “educación de calidad” en escuelas que atienden a población pobre o empobrecida.
Estas iniciativas deben entenderse en el marco de discursos corporativos transnacionales y como parte de la producción de un tipo particular de sujeto neoliberal: el empresario social que funciona como motor de cambio, que resulta atractivo para un sector de jóvenes de nuestro país. Al mismo tiempo, es preciso recuperar la dimensión histórica de los sistemas educativos y comprender estos procesos en la larga, media y corta duración.
En este sentido resulta tan preocupante el ingreso de la lógica mercantil en el ámbito de lo público como la ampliación de la oferta educativa de gestión privada. Pueden considerarse los resultados de los ocho años de gestión de un gobierno de derecha en la CABA, cuyo sistema educativo es un ejemplo del modo en que se ha instalado la lógica mercantilista, el discurso del emprendedorismo privado y la idea, otra vez, de la ineficiencia del Estado.
Alicia Merodo (IDH)
Foto: Ezequiel Glikman
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