DIPLOMATURA.
Dos referentes del movimiento travesti y trans, Marlene Wayar y Violeta Alegre, festejaron en 2016 su titulación en la Diplomatura en Géneros, Política y Participación que dicta la UNGS. Allí aprendieron sobre teorías feministas y teorías queers, sobre la construcción sociohistórica de pautas culturales de género, sobre políticas sociales y agenda pública, violencia de género, educación no sexista, economía, migraciones y diseño de proyectos: desde iniciativas para trabajar en instituciones hasta proyectos de leyes. Sigue su diálogo con Noticias UNGS sobre su militancia y los aportes de esta experiencia formativa.
Después de las muertes de dos luchadoras icónicas, Diana Sacayán y Lohana Berkins, Marlene Wayar es hoy una de las líderes del colectivo. Fue fundadora de El Teje, el primer periódico hecho por y para travestis. Trabajó y colaboró en varios medios, y es impulsora de la Teoría Travesti Latinoamericana. Violeta Alegre trabajó para las Naciones Unidas y hoy es consultora del Banco Mundial. Se conocían del activismo, pero afianzaron su vínculo cuando se reencontraron en la diplomatura y se hicieron inseparables.
Marlene ya había compartido asambleas barriales con la mitad del cuerpo docente de la diplomatura. Una de las razones que la impulsaron a anotarse fue “sistematizar” su militancia. “Cuando militábamos no sabíamos que estábamos haciendo contenido. Estábamos luchando, como cuando con Lohana Berkins peleábamos para entrar al Encuentro Nacional de Mujeres”, dice Marlene. Y agrega que la diplomatura le aportó herramientas para planificar políticas públicas. “Una tiene conciencia de género y hay diagnóstico, pero muchas veces falla el no hacer. Y con la diplomatura descubrimos que a veces, metiéndote por las grietas, conociendo a personas en diferentes puntos del Estado, se puede hacer entre todos un proyecto minúsculo cuyo impacto siempre será de mediano para arriba”.
Violeta cuenta cómo cursar la carrera la fortaleció con nuevos vínculos y también cómo se le abrieron puertas laborales. “Venía del activismo, de militar territorialmente en el distrito de Malvinas Argentinas, pero me encontraba bastante sola y desorientada. No sabía para dónde correr, en qué organización estar, y una amiga me contó de la diplomatura”, dice. “Es un cambio personal y una experiencia que impacta a todas las personas de modo diferente, también de contención”. Su compañero, Sebastián Zoroastro, la vinculó para trabajar en un proyecto de sistematización de las políticas públicas del Ministerio de Trabajo de la Nación en las Naciones Unidas.
La entrega de los títulos se hizo luego de la incorporación de la Ley de Identidad de Género en la UNGS, que implicó la modificación de la reglamentación de varios procedimientos internos y al que no todas las universidades adhirieron. “La UNGS tuvo voluntad política para ampliar, en todo sentido. Se trabajó en la titulación para que Marlene hoy tenga el diploma con su nombre autopercibido, porque ella no hizo el cambio registral”, explicó Violeta. Es que Marlene no estuvo de acuerdo en cómo se implementó la Ley; ella quiere que el DNI diga “travesti”.
Durante este año, Violeta y Marlene también participaron de la diplomatura en el rol de docentes: dictaron la materia “Diversidad”. “Fue muy enriquecedor. Soy muy autodidacta. Mi primera formación es como profesora de cerámica, tengo herramientas de pedagogía, pero nunca fui a buscar el título. Mi sueño era ser docente de niños, niñas y adolescentes, y me parecía imposible que una mamá y un papá me trajeran a sus niños para que les enseñara cerámica. Después, la vida me llevó a ser docente en espacios informales y enseñé sobre género, diversidad y derechos humanos, pero nunca como hasta este año, en la UNGS”, dijo Marlene.
“El objetivo de la cursada es aportar a la ampliación y garantía de los derechos de género”, explicó la socióloga a cargo de la diplomatura, Marisa Fournier, investigadora docente del Instituto del Conurbano de la Universidad. “Es una diplomatura que levanta la agenda del movimiento feminista, del movimiento de la diversidad sexual y del movimiento trans. Toda la estructura programática se rige por aquellos temas que los mismos colectivos de mujeres, travestis, trans y de diversidad sexual ponen en la agenda. El hecho de que una currícula académica esté guiada y orientada por lo que los movimientos dicen acerca de la situación que los afecta tiene un sustrato político estructurante”, agregó.
La diplomatura en Géneros, Política y Participación –totalmente gratuita– prioriza, entre los criterios de selección, la diversidad de los estudiantes. Durante este año cursaron mujeres gendarmes, funcionarias municipales, docentes de escuelas, universitarias y periodistas.
Natalia Biazzini